Cuando las mujeres no participaban en la agronomía, una niña llamada Edith a la que le gustaba mucho la naturaleza soñó con dedicarse a ello.
Nacida en Heredia, donde cursó primaria, fue a estudiar secundaria a San José, al Colegio de Señoritas. Desde joven mostró interés por la agricultura y las ciencias naturales, quería aprender todo sobre las plantas y los animales. Un día, decidió que quería ayudar a Costa Rica a producir más alimentos y cuidar mejor sus tierras. ¡Quería ser ingeniera agrónoma!
Edith estudió mucho. Era una de las pocas niñas que quería dedicarse a algo tan especial. Cuando creció, se inscribió en la Universidad de Costa Rica, donde empezó a estudiar para cumplir su sueño. Fue la primera mujer licenciada en Agronomía en Costa Rica, allá por 1949.
Ya antes de tener su título en la mano, comenzó a trabajar en el laboratorio de Entomología, Fitopatología y Mineralogía de la UCR. En 1967 entró en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica (MAG), en el departamento de fitopatología (diagnóstico de las enfermedades en las plantas y agentes que pueden causar una enfermedad en un cultivo), como encargada del diagnóstico vegetal, reconociendo las enfermedades que afectaban a los principales sembrados de Costa Rica, investigando sobre qué dañaba las plantaciones, ayudando así a los agricultores.
También fue profesora de secundaria, de Ciencias Naturales (Botánica, Zoología, Mineralogía), en el colegio Madre del Divino Pastor.
Edith no solo fue una ingeniera, fue una verdadera pionera. Abrió un camino que antes no existía para las mujeres en Costa Rica.
