Cortarse el pelo en público se ha convertido en un símbolo de solidaridad con las mujeres iraníes y un acto de reivindicación contra un régimen que atenta y viola los derechos humanos. 

Por: Elena Galante Marcos*

Esta simbólica, pero poderosa revolución femenina, comenzó tras la muerte de Mahsa Amini, una mujer de 22 años detenida por la ‘policía de la moral’ en Teherán, acusada de no llevar bien puesto el velo y, por ello, violar la ley que obliga a las mujeres a cubrir su cabello. Tras su detención, siguiendo el protocolo en estos casos, fue llevada a una comisaría para asistir a una sesión ‘de reeducación’ acerca de la ley y su cumplimiento. De dicha sesión salió con muerte cerebral.

Mahsa murió a los tres días. La versión oficial es que sufrió un ataque al corazón; sin embargo, su familia sostiene que fue brutalmente agredida.

Durante décadas, las mujeres iraníes han sufrido la opresión de un régimen patriarcal y autoritario que redujo la edad mínima de la mujer para contraer matrimonio, levantó las restricciones a la poligamia masculina y reestableció los arrestos a mujeres por incumplimiento de un código de vestimenta que obliga a las mujeres de más de nueve años a cubrirse el cabello con una hiyab y a usar ropa larga y holgada para “proteger su castidad y honor”.

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La Revolución Islámica (1979), liderada por Ruhollah Jomeiní, implantó la obligación para las mujeres de cubrir su cabello para evitar que “fueran desnudas”. Tras cinco años de pausa, Ebrahim Raisi endureció el control de estas medidas en agosto de este año (2022). Un mes después, una mujer de 22 años moría por incumplir esta ley. 

Las mujeres iraníes llevan años de lucha y, tras este grave altercado, las manifestaciones se extendieron por todo el país a pesar de las brutales consecuencias policiales. La reivindicación ha superado las fronteras físicas, inundando las redes sociales de centenares de imágenes de apoyo de mujeres de todo el mundo, anónimas y famosas, cortándose el pelo como símbolo de solidaridad hacia las mujeres iraníes y desaprobación hacia sus leyes patriarcales. 

Desde ese día, muchas mujeres nos cortamos el pelo en apoyo a las mujeres de Irán, ¡claro que nos lo cortamos! Nos cortamos el pelo de diferentes maneras: en nuestra mente, ante la cámara de nuestro móvil, en directo por la televisión si somos famosas y en fotografías o vía Instagram. Yo me corto el pelo escribiendo estas líneas.

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Sin embargo, después volvemos a nuestra rutina, a nuestros trabajos, a nuestra vida. Volvemos a un mundo más justo que el de ellas, pero con muchas oportunidades de mejora a nuestro alrededor y nosotras seguimos siendo factores de cambio. Podemos cortarnos el pelo diariamente de muchas maneras.

Nos cortamos simbólicamente el pelo cuando apoyamos a esa chica joven que comienza a trabajar con nosotras, cuando le ayudamos a ganar confianza en sí misma o le damos feedback transparente y constructivo sobre su trabajo y desempeño. Nos cortamos simbólicamente el pelo cuando prestamos atención a la letra de las canciones de moda y rechazamos escuchar aquellas que cosifican a la mujer y la reducen a un objeto sexual. Nos cortamos simbólicamente el pelo cuando respetamos la forma de vestir o actuar de nuestras compañeras y amigas, sin críticas ni juicios. Y, en general, nos cortamos simbólicamente el pelo cuando respetamos a todas las personas independientemente de su raza, ideología política o religión. 

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También, y sobre todo, nos cortamos simbólicamente el pelo cuando nos respetamos a nosotras mismas, alejándonos de aquello que nos hace daño, y siendo responsables y consecuentes con nuestra situación para buscar nuestro bienestar. 

Estas revoluciones nos recuerdan que debemos valorar nuestra libertad y seguir trabajando y luchando por la libertad de aquellas personas que todavía no la tienen.

La Carta Universal de Derechos Humanos recoge la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, ese es el punto de partida de este camino.

*Asesora en Sostenibilidad y gestión de la Responsabilidad Corporativa