Por: Daniel Zueras

Jean Robotham no es solo la primera mujer tica en acudir a unos Juegos Olímpicos, es también una de las grandes impulsoras del deporte en el país.

Jean nació en Limón, pero no tenía la nacionalidad costarricense. La política del país decía que por ser nieta e hija de migrantes (jamaiquinos, en este caso) tenía que solicitarla, algo que hizo siendo joven.

Sus abuelos se instalaron en Costa Rica y administraron el hotel que abrió la Northern Railway Company en Limón, compañía que se ocupó de la construcción del ferrocarril, que atrajo una gran cantidad de trabajadores afrocaribeños desde Jamaica.

Ella se crió en el barrio Roosevelt de la capital limonense, entre el hotel, la casa y el Colegio de Limón, donde realizó sus primeras carreras. Con esta institución participó en los Juegos Intercolegiales de Atletismo (a nivel nacional), que ganaron por dos años consecutivos.

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En la secundaria se fue a estudiar a San José, al colegio Anastasio Alfaro. La joven Jean destacaba en atletismo, pero también en baloncesto y volleyball. Los atletas que sobresalían iban a los Juegos Intercolegiales, de ahí a los Nacionales y a los Centroamericanos. En esa época comenzó a entrenar ya de manera fuerte.

En esos años nació el Centro Nacional de Educación Física (que después sería la Escuela de Ciencias del Deporte) que mejoró la manera de entrenar en el país.

Esa formación le sirvió para llegar, en 1968, a ser la primera mujer costarricense en competir en unos Juegos Olímpicos, en México 1968, donde participó en Salto Largo, 200 metros lisos, 400 metros lisos y Pentatlón (que consta de cinco pruebas atléticas).

Después de México, Jean siguió formándose y fue clave para la promoción del deporte en los colegios de todo el país. Realizó dos maestrías en Educación Física en la Universidad de Columbia (EE UU) y en un viaje de trabajo a Dinamarca compró todos los aparatos necesarios para iniciar con la promoción de la Gimnasia Rítmica en Costa Rica. Desde 1996, Jean Robotham vive en Estados Unidos.

Junto a otras siete mujeres, el 19 de noviembre de 2022, el Comité Olímpico Nacional (CON) rendía homenaje a esta pionera del deporte femenino costarricense. Porque es necesario honrar la historia.

¿Cómo recuerda su infancia, cómo creció un limón? ¿Cómo se aficionó al atletismo? ¿Qué es lo que recuerda de todos aquellos años?

Todo era tan diferente. Porque todos teníamos libertad al aire libre, crecimos en barrios en la zona de Limón, que tenían mucha gente, debido a la plantación de bananos.

Mis abuelos vinieron de Jamaica, mis papás nacieron en Limón, eran limonenses. Llegaron para administrar el hotel que abrió Northern Railway Company en Limón, para la construcción del ferrocarril. Fue una parte importante para el desarrollo de Limón.

Nosotros nos tuvimos que nacionalizar, nos tenían como hijos de migrantes, pese a haber nacido en Limón, no teníamos la nacionalidad costarricense, sino la jamaiquina.

Recuerdo la convivencia todo el aire libre, íbamos a la escuela, al Colegio de Limón. Todo era en inglés, todos hablábamos en inglés y en español, éramos bilingües, alternábamos medio día en un idioma y medio día en el otro.

Era un ambiente familiar, las personas en nuestros alrededores conocían a los niños y había un sentido de protección a sus hijos, todos se conocían. Si yo salí a la calle y algo pasó, mi mamá sabía antes de que yo llegara a la casa, porque la vecina le contaba para que no se preocupara.

También había muchas la Iglesia, que jugaron papeles importantes en nuestra primera etapa de vida.

En Limón terminé primaria. Comencé con el atletismo y participé en Séptimo y Octavo en Juegos Intercolegiales a nivel nacional, que ganamos. En secundaria me fui a estudiar a San José

¿Cómo surgió esa pasión por el atletismo? ¿Comenzó como algo natural en la escuela en Limón?

Se celebraba el Día del Niño al aire libre en el campo de golf que tenían los americanos. Había carreras, diferentes juegos, retos, íbamos hasta la playa… Había mucha interacción, mucha seguridad. No sabíamos lo que era tener miedo a andar en la calle.

Y había mucha integraciónde los niños, estaban de los chinos, estaban negros. Éramos como un solo grupo. Nunca nos miramos en piel ni nada en los juegos, era mixto.

Pero realmente lo que a mí me motivó eran las carreras que hacíamos en el campo de golf. Celebrando el día de Literatura, un día de actividades y yo me acuerdo mi primera carrera fue en uno de estos juegos, donde yo le gané a una niña que estaba en un grado mayor.

A mí me levantaban a las 4:30 de la mañana para ir a entrenar frente a la cárcel. Había una plaza abierta y yo entrenaba con los varones, éramos muy pocas mujeres.

Mi primera participación en unos Juegos de Atletismo viajamos de Limón a competir a San José y nos trajimos el trofeo para el colegio y el segundo año pasó lo mismo.

Después, llegó el cambio. Era un colegio mixto y mi mamá y mi papá dijeron que era tiempo de que fuera a un colegio de mujeres. los trajimos y de ahí fue un cambio. Comencé a competir con el nuevo colegio, pero eché de menos todas las actividades que hacíamos en Limón.

Una cosa llevó a otra, compitiendo en los colegiales de San José surgieron los Juegos Nacionales. Ahí iban los atletas que sobresalían. Eran como una vez al año y de ahí a los centroamericanos.

Yo me involucré, era muy muy activa físicamente, traía un poco eso desde la provincia de Limón

Con los Juegos Nacionales ya tuve a alguien que me entrenaba, era un entrenamiento más formal.

Jean Robotham fue la primera mujer costarricense en participar en unos JJ OO (Foto: Cortesía CON).

¿Cómo fue la experiencia olímpica en México 1968?

Cuando México llegó a ser sede de unos juegos olímpicos, las latinas de Centroamérica tuvimos la oportunidad de tratar de llegar, pero había algunas metas que teníamos que cumplir para poder participar. Cuando comencé con el entrenamiento con miras a México, tuvimos tres oportunidades para llegar a esas marcas establecidas en cuanto a marcas.

Participó en salto largo, 400 lisos y pentatlón. ¿Tenía alguna prueba favorita?

No, pero en todo este proceso yo lo tomé serio y fui muy disciplinada, por eso pude llegar y participar con todos en todos esos eventos, porque en todos tenía que conseguir marca mínima.

Mi entrenador creo que era anteriormente entrenador del equipo olímpico de Cuba. Ya después con los problemas de allá, vino y se ubicó en Costa Rica. Fue el primer director de la Escuela de Educación Física. También entrenó a Rafael Ángel Pérez y los dos nos fuimos a la escuela a  estudiar Educación Física el profesorado y ya después de seguir intentando entonces al cenef entró después de los de los Juegos Olímpicos

Y llegó al mundo de la educación

Llegó una etapa donde ya me puse a trabajar, en el Colegio Metodista, en preescolar, de ahí me pasaron a la secundaria, porque era bilingüe.

En esa época llegó gente del Ministerio de Educación a dar charlas y talleres sobre Educación Física, gente que había ido a formarse al exterior. Ya eran cosas más profundas y me fui metiendo en eso. Ahí aprendí mucho. Fue la base del Centro Nacional de Educación Física (Cenef) -ahí es donde realmente aprendí-, que pasó a ser la Escuela de Ciencias del Deporte (y hoy es la Escuela de Educación Física y Deportes). Los primeros grupos trabajaron en colegios, formando a los profesores. 

Después, llegó un grupo grande de los Cuerpos de Paz para enseñar Educación Física, en la Sabana. Aprendí diferente, una formación integral de todos los deportes, ya en los años 70s.

Es algo que se deja de lado en la educación integral en Costa Rica. El tema del deporte no ha estado bien sistematizado. Ahora hay una mejor preparación entre los profesores, pero en las escuelas hay pocas competencias deportivas.

Usted impactó no solo en el atletismo, sino que tras su paso por el Cenef también escribió varios libros relacionados con la gimnasia. Junto a María Antonieta Corrales, está considerada como la formadora de cientos de profesores de educación física.

Seguí formándome. Fui a la Universidad de Columbia (EE UU), donde obtuve mis dos maestrías en Educación Física. Regresé a Costa Rica y tuve la oportunidad de viajar alguna vez a Dinamarca, desde donde me traje todos los aparatos de gimnasia rítmica, impulsando ese deporte en el país.

Con las estudiantes en los colegios hacíamos actividades promoviendo todo eso con los estudiantes. Fue una época interesante. En 1996 me vine a Estados Unidos, donde todavía vivo.