Por: Daniel Zueras
Yvonne Clays, una aristócrata nacida en Bélgica, fue una tica más desde su llegada a nuestro país. Se casó en Amberes con el que después se convirtió en presidente de Costa Rica, Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944) -quien estudió medicina en Bélgica-, por lo que fue primera dama.
Entre 1940 restableció la Orquesta Sinfónica Nacional y fue la primera presidenta de su Junta Directiva hasta 1947.
La podemos considerar una de las grandes impulsoras de las Casas Cuna (precursores de los actuales CEN-CINAI) en su lucha a favor de la niñez y contra la miseria en el país. Muchos días se le veía a las 6 de la mañana cambiando pañales en estos centros y organizando el trabajo diario.
Se convirtió también en la primera mujer de la diplomacia costarricense. Fue una mujer muy culta, que hablaba seis idiomas. A partir de 1942 mantuvo una intensa actividad diplomática con Estados Unidos, consiguiendo préstamos y que Costa Rica acogiera el actual Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Pero lo fundamental de su trabajo internacional vino por sus contactos con Bélgica. En 1943 llegó al país un amigo de la familia que había sido primer ministro belga, quien asesoró al gobierno de Costa Rica para la aplicación de legislación social, que después sentarán las bases de las Garantías Sociales y de la Caja Costarricense del Seguro Social.
En 1944 inició un litigio para conseguir el divorcio de Calderón Guardia (quien no se lo quería dar), cosa que obtuvo en 1947.
En 1941 falleció su padre en la Bélgica ocupada por los nazis y, tras una dura batalla legal, tomó su herencia para invertir en bienes en Costa Rica, que le serían arrebatados ilegalmente años después, tras la guerra de 1948, además de que le prohibieron por un tiempo la entrada al país.
Falleció en el Hospital Calderón Guardia en 1994, olvidada por el país y con muy poco dinero que obtuvo de una pensión otorgada en 1978 por el presidente Daniel Oduber (1974-1978), por su condición de ex primera dama.