Por: Fiorella Montoya

“Ya hay un camino recorrido, pero hay un retroceso por lo menos de 30 o 40 años, eso es así en términos del empleo, en todo lo que tiene que ver con la parte laboral de las mujeres. Recordemos que el empoderamiento laboral y económico de las mujeres es un elemento fundamental que sirve para proteger de otras formas de discriminación y de violencia”, explica la socióloga Montserrat Sagot, sobre dónde se encuentra Costa Rica en la lucha por la equidad.

En resumen: se avanza, pero no al ritmo que se debería y nuevos retos, como el impacto diferenciado de la pandemia de covid-19 sobre las mujeres, agregan lastre al camino.

En este Día Internacional de la Mujer hacemos un recuento de cómo se encuentra Costa Rica, política y económicamente, en la lucha por la equidad de género.

Poco espacio y violencia política

La apertura de espacios en la política costarricense avanza, pero hay pocas mujeres en puestos de elección popular y toma de decisiones. Además, las que logran acceder están sufriendo violencia política, a diario.

“A nivel legislativo vemos muchos ataques por redes sociales que están directamente enfocados en el aspecto físico de las mujeres, el cuerpo de la mujer en lo público es parte de lo que se puede atacar y lo que se puede discriminar. En general, el tema de violencia política tiene la característica de posicionar a las mujeres en un papel de inferioridad por cuestiones que no implican su trabajo o su capacidad”, menciona María José Cascante, politóloga.

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Otro de los retos son las estructuras y organizaciones partidarias, ya que están diseñadas para favorecer la participación masculina y cobrarle un fuerte precio, personal, a las mujeres que deciden participar en política.

“Nadie habla del costo que significa ser mujer y participar en una campaña, hablo del costo social y familiar. Mujeres que participan en política nos han dicho ‘me ha costado el divorcio’, cobros de la familia porque implica muchísimo tiempo y ceder mucho espacio privado”, dijo Cascante.

Retroceso económico

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 2020 implicó un retroceso de 10 años en la participación económica de las mujeres. Por ejemplo, en Costa Rica, la tasa de desempleo de las mujeres llegó al 30,2%, mientras que la de hombres registró un máximo de 20,7%.

“Siempre ha sido, históricamente que a la mujer le ha costado más en esa colocación laboral y viendo la pandemia donde ahora adicional las familias están todas o pasaron muchos meses en las casas, eso imposibilita más a algunas que tenían intenciones de salir a buscar trabajo”, mencionó Clemencia Palomo, administradora de negocios y directora de la Cámara de Comercio de Costa Rica.

A pesar de ello, Palomo resalta a las mujeres como resilientes, valientes y sobre todo emprendedoras ya que muchas de ellas han tenido que pensar cómo resolver para llevar sustento a sus familias.

“En esta sociedad machista la mujer ha sido la encargada de labores cotidianas del hogar y de la cocina, de ahí que nos ayudó justamente ese talento a empezar a buscar opciones de emprendimiento. Muchos son en el tema de alimentos, de bebidas y luego en habilidades de arte, todo del origen de una mujer; eso es el rostro de emprendimiento”, añadió.

A esos retos, se suman aspectos como la brecha salarial y el limitado acceso a puestos de liderazgo en empresas.