Natasha Cambronero y Alejandra Hernández son dos costarricenses que viven en Madrid (España) y Washington DC (EE. UU.), dos de los países más castigados por el COVID-19.
Por: Daniel Zueras
La periodista Natasha Cambronero inició una maestría en Madrid en el segundo semestre de 2019. Metió en sus maletas un sinfín de ilusiones y tomó rumbo a España para seguir subiendo escalones en sus carrera profesional. Y sigue adelante con ello, solo que confinada en su apartamento, con otras dos roommates.
Ahora estudia en línea, y vive en streaming. Como todos en España, y como ya muchos hacen en Costa Rica (y en el mundo). Nos cuenta su experiencia en estas semanas que el país ibérico vive en estado de Alarma, con el ejército y la policía patrullando las calles, multando a todos aquellos que se lo saltan (solo se puede salir lo imprescindible: a supermercados, farmacias y estancos, o a pasear al perro; poco más). Y también nos dice qué es lo primero que hará cuando todo esto termine: salir a dar un paseo, tumbarse en el parque y recibir la luz del sol.
Alejandra Hernández es diseñadora gráfica. Partió a Estados Unidos hace ya unos años, junto a su esposo Manuel Canales, también tico. Nos dice que su rutina ha variado considerablemente en estas últimas semanas, desde su dieta, en la que están incluyendo vitaminas, hasta el hacer ejercicio en casa, siguiendo instructores por Youtube. O el consumo de series y películas.
Lo primero que harán cuando esto pase es tomar un avión rumbo a Costa Rica, para fundirse en un abrazo con la familia. Ya han tenido que posponerlo por esta crisis y necesitan sentir la calidez de los suyos.
Pero cuidado, ellas nos dan su visión y una serie de consejos sobre cómo llevarlo. Sin embargo, hay que andar con mucho cuidado en relación con romantizar el encierro. No hay que convertirse en ‘nazis de los balcones’ y señalar con el dedo a todo el que pasa por la calle.
Quienes nos quedamos en casa no somos héroes. Muchos tenemos la posibilidad de realizar teletrabajo desde nuestros hogares, pero otros muchos no pueden hacerlo. Así que cuidado con juzgar a cualquiera que veamos desde detrás de nuestras ventanas.
Sí, hay gente sin consideración, que se junta en cualquier esquina y se toma unas birras y ríe como si nada de esto fuera con ellos, o que están saliendo a las playas pese a las advertencias gubernamentales: para esos, ojalá una buena multa y ya veremos si algún día en el calabozo. Pero hay otros muchos que salen a ganar el pan para su familia, que no tienen otra posibilidad y que a buen seguro les gustaría estar refugiados en la seguridad de su casa.
Y, desde luego, el reconocimiento desde aquí a los servicios de salud y de seguridad, que están manteniendo en pie a los países más afectados. Esos sí que son héroes.
A 4 de abril, España supera los 126.000 infectados y roza los 12.000 muertos; y EE. UU. casi alcanza los 309.000 infectados y los 8.500 muertos.
Ojalá en Costa Rica no tengamos que llorar unos números como estos, la estrategia gubernamental parece estar funcionando, y muchos de los que nos podemos quedar en casa, lo estamos haciendo. Esperemos que los números no se disparen y podamos salir cuando nos indiquen.
Y mientras, ya saben, no saquen tan rápido el fusil de juzgar al prójimo, porque tal vez esa persona de la que ha empezado a hablar (mal) va a reponer las estanterías del supermercado en el que su amiga de Heredia hace la compra.
Y, por supuesto, si puedes #QUEDATEENCASA