En la bella provincia de Limón, donde el mar Caribe acaricia las playas de Costa Rica, vivía una niña llamada Stephie. Sus ojos brillaban cada vez que escuchaba música, y su corazón latía al ritmo de las melodías que llenaban su hogar.

Su papá era un gran amante de la música. Todas las tardes, después del trabajo, ponía videos de conciertos en la televisión. Stephie se sentaba junto a él, fascinada por los enormes coros de gospel que cantaban con tanta pasión. 

En su habitación, Stephie tenía un póster de Tina Turner, de la que admiraba vida y obra, gracias a la película que vio tantas veces.

Cuando llegó al colegio, Stephie encontró a dos amigas que compartían su pasión por la música. Las tres formaron un grupo musical inspiradas en bandas como las Spice Girls. Cantaban, bailaban y soñaban juntas. No importaba que en Limón no hubiera estudios de grabación profesionales; ellas ensayaban donde podían, incluso en sus propias habitaciones.

Se fueron a San José a estudiar y a perseguir sus sueños de ser cantantes. Allí comenzó a estudiar enseñanza del inglés (pero lo dejó e hizo recursos humanos, área en la que trabaja) a la vez que actuaba (ya en un dúo) en pequeños locales, grabando en estudio y haciendo colaboraciones con otros artistas. Su primer EP, Love vs Me, lo publicó en 2016.

Con la pandemia decidió regresar a su tierra. Siguió cantando, componiendo y buscando su propio estilo. Un día, Manuel Monestel la invitó a grabar un disco de calipso, un ritmo tradicional limonense. Así, se convirtió en la primera mujer afrocostarricense en grabar un disco completo de calipso. 

Su música es tan especial que ganó importantes premios, como el ACAM, ¡y no solo una vez, sino dos!, en 2021 con Kween (publicado EN 2019) y en 2024 con Queen of the Sea (publicado en 2022), el disco calipsonian que narra la historia de la llegada del barco Lizzie en 1872, que trajo a las primeras personas afroantillanas a Costa Rica, para la construcción del ferrocarril de Limón a San José. Un disco muy especial que cuenta la historia de todo un pueblo.

¿Quiénes han sido tus modelos a seguir en el mundo de la música y en la vida?

¿Recuerdas algún momento específico en el que decidiste dedicarte a la música o fue algo que se te fue metiendo poco a poco?

¿Cómo se ha desarrollado tu carrera? ¿Recuerdas tu primer concierto y cómo ha ido evolucionando?

Empecé en un grupo con una prima y una amiga en el colegio, como una fantasía inspirada en grupos como Spice Girls y Destiny’s Child. Nos llamábamos DLS One. Después, cada una se fue a San José a estudiar. Allá, intentamos seguir con el grupo, pero mi amiga no pudo continuar y formamos un dúo mi prima y yo. Tuvimos presentaciones pequeñas en San José, pero la constancia y disciplina de mi prima no eran las mismas que las mías. Decidí seguir sola, grabando con Randall. Colaboré con otros artistas haciendo coros y featurings, y finalmente comencé a hacer mis propias canciones y en 2016 salió mi primer EP, Love vs Me.

¿Cómo fue el proceso del disco Queen of the sea, tu disco más reciente?

Eres la primera mujer afro-costarricense en grabar un disco de calipso. ¿Por qué ha tardado tanto en ocurrir esto?

No sé. Tal vez las mujeres tenían los mismos estereotipos que yo tenía. Sí hay mujeres que cantan calipso, pero ninguna se ha atrevido a grabar un disco. No sé si es por falta de recursos, si no lo vieron importante, realmente no sé. La mayoría de mujeres que conozco que son jóvenes son coristas, no están al frente, están en grupos donde el vocalista principal es hombre, y ellas están atrás. Si se grabara un disco, ellas no son las que están al frente, sus voces están atrás. No digo que no sean importantes, pero no serían las primeras porque no son las protagonistas. Tal vez las mujeres calypsonians del Caribe Sur, Cahuita, Puerto Viejo, no tuvieron los recursos para grabar un disco, porque sé que no es fácil. Se necesita dinero, un equipo y demás. No sé si no lo vieron importante. No sé por qué ha tardado tanto, pero espero que a partir de este haya más y que no sea solo yo quien saque un segundo disco de calipso, sino que otras se empoderen y no se quede en que solo hay un disco de calipso de una mujer en Costa Rica, necesitamos más al frente.

¿Crees que en este momento se reivindica lo suficiente la cultura afro-costarricense en Costa Rica? ¿Y sientes que la provincia de Limón está un tanto olvidada tanto por el gobierno como por la sociedad, como por el Valle Central?

¿Has sentido el racismo en tus propias carnes en San José? VIDEO

¿Consideras que el Caribe costarricense tiene un sonido propio alejado de los sonidos caribeños de otros países?

Un sonido propio, creo que sí. El calipso es uno. Sé que el calipso se encuentra en otras zonas caribeñas como Trinidad y Tobago, San Andrés en Colombia, Corn Island en Nicaragua, Bocas del Toro en Panamá. Sé que el calipso no es propio de Limón, pero sí tiene un sonido particular. Además, el creole que hablamos aquí en Limón es particular de acá y muchas canciones de calipso están en creole. Inclusive en los instrumentos, es muy curioso. Tengo amigos en San Andrés, Colombia, que se parece mucho a Limón. Hablan creole igual, la comida es muy parecida. Hace poco trabajé en un proyecto con la municipalidad para la revitalización de la lengua creole limonense. Grabamos un video con otros calypsonians y uno de mis amigos de San Andrés me preguntó sobre un instrumento que le dicen el bajo de cajón, que tiene varios nombres, pero es un palo, un cajón y una cuerda. Pensé que ellos también lo tenían, pero no, es propio de acá. El calipso limonense es muy particular. Tal vez el reggae también tenga sus particularidades en comparación con otros países caribeños como Jamaica, porque aquí hablamos español, entonces podemos cantar reggae en inglés y en español, mientras que ellos solo hablan inglés. Tiene sus particularidades.

Ilustraciones: Manu Mairena. Visita su Instagram