Una costarricense está considerada como una de las ‘futuristas’ más importantes del mundo. Empresas y gobiernos contratan sus servicios para que les marque el camino de cara a las tendencias más importantes de la tecnología. Hoy es un referente de la Realidad Virtual (VR) y Aumentada (AR).
Por: Daniel Zueras
Hija de un diplomático, la vida Cathy Hackl se vio marcada por el cosmopolitismo. Su padre era Embajador de Costa Rica ante Naciones Unidas cuando ella nació y esta crianza le imprimió huella en su preparación y su carácter.
La evolución y el cambio son motores en su vida. Del mundo del periodismo pasó al de la tecnología y se convirtió en ‘futurista’ y evangelizadora de la Realidad Virtual (VR) y Aumentada (AR).
Y es que Cathy iba para periodista, carrera en la que se inició profesionalmente (estuvo incluso nominada a un premio Emmy en 2007, por un trabajo sobre las marchas en torno a los inmigrantes en Atlanta), pero esa curiosidad innata la llevó hacia los rumbos de la tecnología y desde entonces vive inmersa en la cabeza global de la RV y RA.
Su influencia en el sector llega a tal punto que el portal multimedia BigThink (referente en el sector tecnológico a nivel mundial) la nombró en 2020 como una de las 10 mujeres más influyentes en tecnología ha sido considerada como la guía de negocios del CEO para el metaverso. Además, fue incluida en la lista Thinkers50 Radar de 2021, como uno de los 30 pensadores de gestión para dar forma al futuro sobre cómo se gestionan y dirigen las organizaciones.
Estuvo en el equipo de la película Ready Player One (film distópico de Steven Spielberg que muestra cómo la única vía de escape de una sociedad muy desigual es conectarse a un videojuego de Realidad Virtual en línea llamado Oasis) a través de HTC, la compañía que fabrica los visores de RV que aparecen en la cinta, actuando como ‘evangelista’ de RV en la compañía.
A juicio de Hackl, la película fue un acercamiento a la RV “y la gente pensó qué interesante. No motivó a todo el mundo a comprarse las gafas pero creo que sí que abrió una conversación. Yo ahora cuando hablo con alguien mucha gente ha visto la película o ha leído el libro, o han oído hablar de ello o sus hijos la han visto”.
También creó en 2018 el primer comunicado de prensa holográfico del mundo. No tiene dudas de que en RA Y RV la pandemia ha sido un disparador: “Lo que estábamos pensando que iba a pasar en tres años, pasó en un año y medio”.
Y claro, es necesario hablar del Metaverso, esa palabra de la que tanto hemos escuchado en los últimos dos años. Precisamente, Cathy fue la presidenta de la Metaverse Fashion Week (organizada en marzo de este año), donde algunas de las principales marcas de moda de lujo organizaron desfiles virtuales y vendieron sus artículos físicos que después se entregaban a los clientes en el mundo real.
Es usted experta en AR y VR. ¿Cómo sé interesó por ello, llegando desde el mundo de la comunicación? Tiene que ver porque es contar historias, pero parece complicado llegando del mundo de la comunicación…
Trabajó en el equipo de Ready Player One
No con el equipo de Spielberg, sino con la compañía que hace los Headsets. HTC hacía teléfonos y abrió una división, HTC Vive que fabrica los visores de realidad virtual. Cuando Spielberg sacó la adaptación de Ready Player One, HTCV era el único socio de gafas de realidad virtual de la película y yo fui la evangelista de VR de la compañía durante el lanzamiento del film.
¿Esa película sirvió para dar pasos adelante en la VR, que la gente se interesara un poco más?
Creo que fue un acercamiento a la VR, y la gente pensó “qué interesante». Es un futuro distópico. Decir que motivó a todo el mundo a comprarse las gafas, pues no, pero sí que abrió una conversación. Yo ahora cuando hablo con alguien, mucha gente ha visto la película o ha leído el libro, o han oído hablar de ello o sus hijos la han visto.
Empezó a abrir una oportunidad para tener conversaciones sobre la tecnología inmersiva, que tal vez antes no se tenían.
Creó el primer comunicado de prensa holográfico del mundo…
Sí. Un día estaba pensando ¿qué puedo hacer en el mundo de la comunicación para ser disruptiva? Siempre ando buscando ideas y cómo llevar la tecnología al límite, qué es lo que puedo hacer.
Empecé a pensar y dije, voy a hacer un comunicado de prensa holográfico, fui a Google para ver si alguien había hecho algo. Lo que encontré fue un artículo de 2015 de alguien anunciando un comunicado de prensa holográfico, pero era un chiste del día de los Inocentes.
Fue muy gracioso, porque yo hice realidad ese chiste tres años después, en 2018.
Trabajé con un equipo para empujar la tecnología lo más que pudimos y lo lanzamos por medio de Snapchat, en una de las conferencias de comunicadores más grandes del mundo.
Para mí siempre ha sido cómo usar la tecnología para empujar los límites y hacer disrupción.
Estaba en una agencia con la que trabajé para crear el comunicado, que era anunciando el comunicado de prensa, muy meta. Era como un momento para decir: la industria de las comunicaciones va a cambiar. Tal vez no en 2018, pero va a cambiar eventualmente.
Fue muy bien recibido, varios medios lo cubrieron, hice varias charlas… Hoy en día, todavía sigo empujando los límites de la tecnología de hologramas. Yo soy una de las pocas personas en el mundo que puede producir hologramas. Tengo que trabajar con un estudio, pero yo lo puedo hacer.
Y por ejemplo, para la Metaverse Fashion Week yo fui la presidenta y una de las cosas que hicimos fue que para abrir la semana de la moda yo me metí como un holograma en vivo en Decentraland, que es una plataforma de metaverso, en vivo, algo que nadie había hecho. Así fue como arrancamos el evento, fue a finales de marzo de 2022.
Hablando del metaverso. ¿Se ha acelerado con la pandemia? Y se ha hablado mucho con la irrupción de Meta. ¿Vamos a ver grandes cosas en los próximos años?
Vamos a ver una aceleración de la convergencia de las tecnologías en el mundo virtual y físico. Una de las cosas que la gente malinterpreta es que piensan que el Metaverso es solo VR. No, incluye también el mundo físico y son muchas diferentes tecnologías que hacen que el metaverso se esté construyendo ahorita. Es, en esencia, el próximo modelo de Internet, por decir así.
Vamos a ver más aceleración, más convergencia, vida digital y virtual y física. Va a ser como el internet alrededor de nosotros. Vamos a verlo por medio de gafas y va a ser un cambio en la manera que interactuamos con la información y con datos y con el Internet. Ahora lo estamos haciendo todo en el teléfono y en la computadora, eventualmente va a ser por medio de gafas y va a estar todo alrededor de nosotros.
¿Hay un plazo para esa popularización?
El metaverso lo estamos construyendo. Creo que tal vez en 10 años una gran parte de la población podría estar usando algo que no sea un móvil. Pero falta mucho. Tiene que haber una infraestructura construida y presente que no existe actualmente para poder tener tanta gente conectada con gafas consumiendo datos enfrente de ellos.
Tenemos que entrar ya en el 6G, cloud computing, etcétera… Hay que tener una infraestructura. Y además las gafas, la gente subestima lo difícil que es poner una supercomputadora en unas gafas, es una tecnología que todavía no existe. Todas las compañías están tratando de hacerlo, pero va a ser un proceso.
Creo que el momento clave será cuando Apple traiga unas gafas al mercado. Esas gafas van a ser como el primer iPhone, que no tenía ni siquiera App Store, tomó tiempo para que llegara a ser lo que es ahora. Va a ser un proceso. Veo muy optimista la gente que dice en cinco años, yo no lo creo. Estoy pensando que en 10-15 años.
Hay pocas mujeres y pocas latinas. Forma parte de ese apenas 1 % de mujeres latinas en tecnología en EE UU. ¿Alguna vez se ha sentido en desventaja por ese hecho? Por ser mujer, por ser latina, dentro del campo de la tecnología.
Diría que al principio, cuando empecé, sí sentí que tenía que trabajar tal vez dos o tres veces más que algunas otras personas, especialmente hombres blancos anglosajones.
La cosa ha cambiado, ya llevo ocho años de trabajar en esta industria. He creado un nombre, una marca personal, una carrera bastante emocionante y linda. Ya no es tan difícil.
La mayoría de la gente con la que hablo o le pido una llamada toma la llamada y toma la reunión, no es tan difícil ya, pero sí lo fue al principio.
Por ejemplo, había un colega, Robert Scoble, que en su momento fue muy conocido, veía que todo le llegaba a él, se lo daban todo, lo podía hacer todo. Me preguntaba ¿por qué no buscan otras voces? ¿Por qué siempre tiene que ser él?
Las cosas han cambiado, ahora somos muchos.
Una cosa muy interesante, que sí pasa en el mundo de la RV y AR es que hay muchas mujeres de distintas razas. Es un momento muy colaborativo, un poco distinto al resto del Tech, en ese sentido. Todas nos estamos apoyando, por ejemplo Nonny de la Peña, más que mentora se ha vuelto amiga mía. Es una comunidad de mujeres en Tech que es más colaborativa. No es que no lo sean en otras partes, pero creo que en este caso es un poco distinto.
¿Por qué cree que se da esto en un nicho tan específico como AR y VR, haya tanta mujer?
No sé cuál será la razón. Pero me alegra muchísimo, porque cuando estamos hablando de crear nuevos mundos y nuevas realidades, es súper importante que no sea solo la perspectiva de un cierto grupo de personas.
Eso ha pasado ya por demasiado tiempo y con estas nuevas tecnologías que estamos creando estos nuevos mundos, es importante tener muchísimas distintas perspectivas, tanto de raza, como de religión, de nacionalidad, género… Creo que eso es profundo y es importante.
Creo que es porque todavía es nuevo, porque somos tal vez pocos los que hemos dado el salto, estamos un poco locos… Es un poco distinto al resto de tecnología.
“Si lo puedes ver, lo puedes hacer”. ¿Qué enseña su carrera a las niñas y las mujeres costarricenses?
Está considerada como una de las líderes futuristas por la revista Forbes. ¿Cómo visualiza el futuro? ¿Ha cambiado esa visión después de la pandemia?
Sí, creo que la visión que tenía se aceleró muchísimo con la pandemia y lo que hemos tenido todos que hacer trabajando desde casa. En AR y VR, lo que estábamos pensando que iba a pasar en tres años, pasó en año y medio. En cuestión de cómo se usa esta tecnología, pasaron de ser conversaciones de qué es la VR a conversaciones con compañías de «ok, quiero hacer un plan ya. ¿Cómo incorporo ya esta tecnología para entrenar a mis empleados?».
Eso fue muy interesante. Yo, como futurista, veo las cosas de cierta manera. No soy distópica, no creo que todo es Terminator y se va a acabar el mundo ya, y tampoco soy utópica en el sentido de que sé que no son Unicornios solamente.
Estoy como más en el medio, lo que se llama Protopia, entiendes que la tecnología es algo que va a ayudarnos a mejorar como humanos, pero que también va a haber ciertos problemas con el uso de la tecnología.
Creo que la verdad del futuro está en ese medio. Sí hay cosas que me preocupan, como el cambio climático, pero sí siento que la tecnología nos va a ayudar a resolver algunos de esos problemas lo mejor que sepamos, como seres humanos.
Uno de esos problemas (y entramos en el ámbito social y de la comunicación) es que estamos pasando de las Fake News al Deep Fake. ¿Hay alguna manera de resolverlo o viene y habrá que lidiar con ello?
Otro de los problemas asociados a toda la AI es el tema de la revolución del empleo. Se visualiza la pérdida de muchos puestos de trabajo, aunque lógicamente se van a crear otros nuevos. Pero en sociedades menos desarrolladas, como la costarricense u otras aún menos, el impacto en la mano de obra va a ser mayor. ¿Cómo debe de trabajar el país para disminuir ese impacto?
Hay que trabajar en el largo plazo. Por ejemplo EE UU no tiene esta mentalidad, pero si uno mira a los Emiratos o a ciertos países sí tienen un futurista que trabaja con ellos. Sé que en Costa Rica se está empezando a trabajar un poco este tema, empezar a tener como la vista a largo plazo y siento que eso nos falta mucho en Latinoamérica.
En EE UU pasa, digamos un Gobierno son 4-8 años y se acabó, pero siempre se entra con la mentalidad de qué vamos a hacer en cuatro años, cuando realmente sería entender la mentalidad de qué vamos a hacer en los próximos 25 años, 100 años, para dónde va el país.
Siento que algunos países asiáticos han tenido ese tipo de mentalidad, hacia dónde vamos en 100 años. ¿Qué estamos creando hoy para impactar el mundo en 100 años? Y ahí es que yo siento que hay países -y no tiene que ser un país rico el que trabaje con futuristas- de todo tipo y tamaño que tratan de implementar más de esas ideas de pensar «¿Y qué pasaría si X sucede? o ¿Cómo nos preparamos? ¿Cuál es el plan a 100 años? ¿Hacia dónde va la ciudad en el 2050?». Un plan que se entienda, que la población lo pueda visualizar.
Ahí también yo creo que la VR por ejemplo, en especial la VR, puede ayudar mucho con la creación de leyes y de lo que se llama en EE UU ‘policy design’, diseño de leyes y de políticas, para visualizar esas cosas.
Un ejemplo, yo estoy trabajando ahora en un proyecto con el futurista de las Fuerzas Aéreas, ellos trabajaron un reporte global del futuro, pensando cómo va a ser en 2035 y lo que hicimos fue agarrar ese reporte, que es un PDF, y lo pasamos a VR. Entonces, ahora alguien en el Pentágono se puede poner unas gafas de VR y visualizar esos cuatro futuros que salen en ese reporte. Cambia mucho la experiencia de yo lo leí a yo lo viví. De ponerse las gafas y entrar en esos mundos, cómo cambia la perspectiva, cómo se prepara un Gobierno de manera distinta cuando pueden visualizar ese futuro.
Hablando de la realidad de distintos países y centrándonos en Costa Rica, para poder desarrollarse el país necesita cuidar a sus talentos. ¿Los cuida lo suficiente y puede retener a talentos como el tuyo?
Eso es muy interesante. Sí siento que muchas de las personas con las que yo fui al colegio se han quedado en Costa Rica y son gente brillante, inteligentísima y que trabajan con multinacionales allá, están haciendo un excelente trabajo.
Por ejemplo, tengo un amigo, Álvaro Cedeño, que está haciendo un trabajo muy interesante. Estoy tratando de colaborar con él en algunos proyectos interesantes en Costa Rica.
Creo que sí, más oportunidades, más visión. Todo eso es interesante e importante para los jóvenes y para retener ese talento.
Su caso es algo singular porque es de Costa Rica y EE UU, su padre era diplomático, ha estado acostumbrada a vivir fuera del país. Pero ¿cuándo decidió no vivir en Costa Rica y hacerlo en Estados Unidos?
¿Cómo fue su infancia siendo hija de diplomático?
Yo nací cuando mi papá era el Embajador de Costa Rica en Naciones Unidas, en Nueva York. Mis primeros tres o cuatro años vivimos allá.
Me llamo Ana Catalina, pero nuestra vecina no podía decirlo y me puso Cathy. Quedé así desde chiquitita. Vivíamos en Nueva York, luego regresamos a Costa Rica, fue una experiencia muy bonita en el sentido de ser hija de diplomático, porque sí hay mucho viaje.
Por ejemplo, cuando estaba chiquitita, mi papá se iba a Ginebra por tres meses (tenía un puesto allá en la ONU) y viajábamos a visitarlo, pasamos mucho tiempo así. Durante esos años mi papá también tuvo puestos en Colombia, no me mudé porque ya estaba en la U, pero pasé mucho tiempo allí con él.
Un tiempo estudié en Alemania, estuve también en Portugal… Tuve una infancia muy bonita, con muchísimos viajes, muchísima oportunidad de aprender idiomas, muchísima oportunidad de conocer gente en las escuelas internacionales…
En Costa Rica estudié primero en la Lincoln y luego al Metodista, de donde me gradué, pero siempre con muchísimo viaje, pasando muchas temporadas largas en el exterior. Era como muy fluido, una infancia de mucho viaje, de mucho descubrimiento, de mucha oportunidad de aprender idiomas. Me desenvuelvo mejor en inglés que en español, siempre ha sido así.
Mi papá nos inculcó siempre los idiomas. Por ejemplo, el hecho de estudiar alemán. Lo llegué a hablar casi perfecto (ya no, porque ya casi no lo hablo), portugués, sin haber vivido allí, pasando temporadas. Con el francés recuerdo un verano que mi papá quería que lo aprendiéramos y nos matriculó en un campamento de verano en la Alianza Francesa en Costa Rica, como de 11 a 4 y ahí me rebelé, no quise estudiarlo.
Era mucha conexión con los países, largas temporadas, todas las vacaciones… Sí viví en esos lugares, conocí a muchas familias internacionales y debido a eso tengo a muchos amigos alrededor del mundo.
Fue una infancia muy bonita. Mis papás no me criaron con limitantes por ser mujer. Tengo un hermano y no me dijeron: “Usted no puede hacer esto por ser niña”. Yo crecí con: “Usted puede hacer lo que usted se proponga, y usted y su hermano pueden hacer las mismas cosas y lograr lo mismo”. Es algo con lo que yo he crecido toda mi vida y que me ha ayudado a esforzarme y a llegar a los niveles que estoy.
¿Cuáles fueron sus principales referentes? ¿Le ponían de ejemplos mujeres ticas o extranjeras de diversas áreas?
A Franklin Chang siempre lo mencionaban. No sé por qué, porque yo no iba a ser astronauta. Me acuerdo que Margaret Tatcher era como un ejemplo de una mujer fuerte a la que mi papá admiraba mucho o Madeline Albright, por la parte diplomática, porque ese era su mundo.
Yo no sé si tuve referentes como tal, seguro que sí, pero no los recuerdo. Fue más como ver a mi mamá y a mi papá ambos trabajando. En el mundo de la diplomacia también había muchas mujeres, en eventos con mi papá veía embajadoras y presidentas.
Mi mamá fue abogada, trabajó en la Corte, fue jueza, alcaldesa de San Pedro… Siempre la vi trabajar, eso para mí fue clave. Tal vez porque siempre la vi triunfar no añoraba tener una mamá en casa que me estuviera chineando. Para mí fue muy lindo ver a mi mamá surgir y tener mucho éxito.
Llegado este momento, ¿cuáles han sido sus principales apoyos para ser quien hoy es?
Tantísima gente… Obviamente, mis papás. Siempre gozo mucho porque nos criaron a mi hermano y a mí no como pensando «usted no puede hacer eso porque es chiquita o solo él puede hacer eso porque es chiquito». Verdaderamente, la gran diferencia entre hombre y mujer en ese sentido profesional no la sentí hasta que entré a tecnología.
Ahí noté que se me apreciaba de manera distinta.
Pero mis papás han sido un súper ejemplo y mucha gente en AR y VR que me han inspirado.
Por ejemplo, mi coautor en mi segundo libro, John Buzzell, trabaja para Epic Games (Fornite) ha sido una persona que me ha empujado, que me ha ayudado, que sé que siempre puedo contar con su apoyo, pero que siempre me dice la verdad.
Eso no es siempre fácil, hay veces que no lo quiero, pero sí ha sido una persona que me ha ayudado mucho y que siento que es una de las personas que dice que él quiere ayudar al mundo a que haya más mujeres en Tech, de verdad tiene la intención de hacerlo.
¿Y los momentos que considera clave para llegar al punto de la carrera en la que está y para convertirse en quién es? ¿Es ese punto de quiebre viendo esos videos que comentaba?
En TEDx Pura Vida habló de que la VR ha cambiado la manera contar historias. ¿La ha cambiado ya para siempre o seguimos en ello?
Seguimos en proceso. Ha mejorado, creo que en los festivales de cine hay más y más propuestas de VR, hay más personas viendo a ver cómo cuentan historias en VR, cómo cambian el paradigma. Yo sigo creyendo que es el futuro pero todavía hay que crear mejor contenido y las gafas van mejorando. Iremos hacia allá. Es muy emocionante.
Otro evento en Costa Rica que estuve poco antes de que iniciara la pandemia, el de Singularity University, fui una de las presentadoras principales, para mí fue un momento muy lindo.
Eran como 200 muchachas de tecnología, de STEM, que iban a entrar en el auditorio corriendo, gritando, subir a la tarima. Apenas tres personas sabíamos que esto iba a suceder y me acuerdo que antes de subir a la tarima veía a estos muchachos corriendo, se sentía una alegría… Casi lloro, brincaba para soltar la energía y para mí fue un momento tan bonito, tan lindo, montarme en esa tarima y hablarles a ellas.
Hay una parte de esa charla en mi canal de Youtube, le estaba hablando a ellas: esto lo pueden hacer ustedes, lo pueden lograr ustedes.
Para mí fue una gran momento. Costa Rica siempre han habido eventos que me han marcado muchísimo.