Carla nació en 1953 en Costa Rica, pero se crió en España, en un pequeño pueblo asturiano. Allí tenía un fuerte contacto con la naturaleza. Al vivir en una aldea sin escuela, los profesores iban a su casa. Así aprendió en los primeros años.
Con el tiempo, la familia volvió a Costa Rica y la joven Carla Odio acudió al Colegio de Sion, donde ya soñaba con ser doctora. Así, entró a medicina en la Universidad de Costa Rica y se graduó de la UCR como una de las mejores en pediatría, ya que, tal y como comenta ella misma, los niños son su gente favorita en el mundo.
Esa pasión la llevó a la Universidad de Texas, para estudiar un postdoctorado en infectología pediátrica en el Health Science Center y en el Southwestern Medical Center en Dallas. Y regresó de nuevo a Costa Rica, a trabajar en el Hospital Nacional de Niños, la que considera su segunda casa.
En este campo ha sido reconocida a nivel mundial, ya que impulsó una terapia contra la meningitis bacteriana, con la que se ha podido reducir su mortalidad y las secuelas que dejaba en niñas y niños (sordera, problemas motores, problemas de desarrollo y de aprendizaje). Hoy, esta terapia se utiliza en todo el mundo, salvando miles de vidas.
También ha investigado para mejorar la calidad de vida de bebés, niños quemados y con cáncer.
Además de muchas otras cosas, es miembro fundador de la la Academia Costarricense de Ciencias y de la Academia Costarricense de Medicina.