Desde muy pequeña, Grethel viajaba de San José a Puntarenas a visitar a su abuela. Esos viajes en tren al Puerto le despertaron su amor al mar, del que se despedía desde la ventanilla de su vagón cuando regresaban a casa los domingos y al que le prometía que regresaría a visitarlo. Siempre le fascinó la inmensidad de los océanos e imaginaba qué había en lo más profundo de sus aguas. Se crio con su mamá, su papá y dos hermanas; además de estar rodeada de su abuela y sus tías, todas mujeres fuertes y trabajadoras.

Estudió leyes para ayudar a los demás. Lo hizo a la vez que trabajaba por las mañanas en el Registro Nacional de la Propiedad y en las noches acudía a clases. Sus compañeros de trabajo la ayudaron en épocas de exámenes para que pudiera sacar mejores notas. Hizo su tesis sobre las regulaciones jurídicas de Evaluación de Impacto Ambiental, porque quería que Costa Rica avanzara en poder entender cuál era el impacto de las acciones del ser humano en la naturaleza.

Nada más graduarse comenzó a trabajar en temas de derechos indígenas. Aprendió muchísimo de los pueblos originarios y de su visión de la naturaleza, donde el ser humano es parte de la naturaleza y no está por encima de ella.

Ya hace años que entró a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con sede en Suiza, de la que desde 2023 es su directora general. La UICN incluye a gobiernos nacionales, oenegés y pueblos indígenas de más de 160 países, y se dedica a la conservación de los recursos naturales en todo el mundo. Con su nuevo cargo estuvo en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28 de Dubai), que acordó el principio del fin de la era de los combustibles fósiles. Grethel es optimista y cree que las nuevas generaciones van a resolver el problema ambiental que vive el mundo.

¿Cómo fue su infancia?

Nací en San José, Costa Rica, un país hermoso lleno de naturaleza y también de gente linda y bondadosa. Mis padres también son de San José. Tengo una abuelita que es de la provincia de Puntarenas y crecí yendo al mar y visitando Puntarenas. En ese entonces, íbamos en tren con mis primos y mi hermana. Tengo dos hermanas, somos una familia en la que mis padres tuvieron tres mujeres. Todas son mujeres muy emprendedoras y crecí rodeada de mi abuelita y mis tías. Somos una familia con mujeres muy fuertes y trabajadoras. Fui una niña feliz, querida y también muy estudiosa. Siempre disfruté de ir a la escuela. Fui a la escuela República del Perú, que es una escuela en el centro de San José. En ese entonces, esa escuela estaba rodeada de parques y en nuestro recreo, íbamos a jugar a los parques que rodeaban la escuela junto con nuestras maestras. Siempre disfruté de la vida, de ir a la escuela, de ir con mi familia a ver el mar. Recuerdo mucho que cada vez que volvíamos a San José desde Puntarenas, muchas de esas veces eran en el tren al Pacífico. Siempre le decía al mar y a Dios que iba a regresar al mar y creo que ese amor a la naturaleza y al mar siempre me movió. Siempre imaginé qué había en el mar y fui muy feliz disfrutando de ir a la playa. Siempre pensaba en las criaturas que había en el mar, en las especies en el mar y tenía esas ganas inmediatas de regresar cada vez que nos íbamos, sobre todo porque veía la inmensidad del mar que no termina de verse. Era una inmensidad que para mí siempre fue una inmensidad llena de misterios y a la vez acogedora.

¿Por qué Derecho Ambiental?

Esas fueron las primeras cosas que hice como profesional en derecho. Me uní al Centro de Derecho Ambiental y Recursos Naturales y, siendo parte del equipo, trabajé en la región de Talamanca en Costa Rica, en nuestra parte del Caribe. Ahí aprendí muchísimo de los pueblos indígenas y de su visión de la naturaleza. Pensé que iba a apoyar con mi recién obtenida carrera de abogada, pero creo que también terminé siendo ayudada porque aprendí mucho de ellos, de una visión de la vida bastante diferente en donde el ser humano es parte de la naturaleza y no está por encima de ella. También vi los retos a los que ellos se enfrentan y tuve la oportunidad de ayudarles en muchas ocasiones. A partir de ahí, nunca me despegué del tema de un enfoque de derechos en la conservación de la naturaleza. 

¿Qué podemos aprender de los pueblos indígenas?

¿Dónde estudiaste leyes? 

Yo empecé en la Universidad de Costa Rica pero luego terminé en la Universidad de San José que es una universidad privada porque tuve que estudiar y trabajar. y la UCR en ese entonces no tenía la posibilidad de noche la carrera de Derecho, entonces me pasé a la universidad privada trabajando y estudiando. 

¿Esos trabajos estaban relacionados ya directamente con la abogacía o eran otras cosas?

Trabajé en el Registro Nacional de la Propiedad donde se inscriben propiedades y carros y derechos de propiedad intelectual. Ya estaba relacionado con derecho, de inscripción de derechos civiles. En esas grandes instituciones públicas uno ve gente de todo tipo, mujeres, edades, condiciones sociales de todo. Yo estaba muy joven, entonces pude experimentar, ver diferentes visiones de la vida, de diferentes enfoques, diferentes empujes, pero también contar con mucha solidaridad. 

Del Registro Nacional recuerdo a mis compañeros de oficina, mucho mayores que yo y recuerdo que cuando tenía exámenes de universidad, ellos siempre querían ayudarme. Me decían: “Dame un poquito del trabajo que te toca hoy para que puedas estudiar y salir bien en el examen”. Siempre recuerdo eso porque era gente muy solidaria y siempre querían verme salir adelante con mi profesión como abogada. Eso es de agradecer, gente tan buena que uno ni conoce cuando llega ahí, pero que quiere apoyar a otros.

¿Cómo entraste y cómo llegaste a ser directora general de una organización de la importancia de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza?

Comentabas el hecho de cómo ser costarricense es un hecho diferencial para estar en el puesto en el que estás. Llama la atención que hay varias mujeres costarricenses que han estado en altos cargos también en organismos mundiales relacionados con la naturaleza, como Cristiana Figueres y Andrea Meza. 

Este hecho diferencial es así en realidad. La imagen de Costa Rica como defensora de la naturaleza tiene peso. Yo pienso que sí, venir de Costa Rica nos da un plus, porque Costa Rica es reconocida por los esfuerzos que ha hecho por conservar la naturaleza y por haber salido adelante en el cuidado de la naturaleza, por haber recuperado sus bosques. 

Por supuesto, cuando una dice “Yo soy Grethel Aguilar, vengo de Costa Rica”, es una carta de presentación importante. Es una carta de presentación que tenemos que valorar y cuidar porque hay mucha gente que ha trabajado para esto y también son muchos los que se benefician de un país como el nuestro, en donde la industria turística es número uno y vienen a ver la naturaleza, vienen a ver todo aquello que hemos conservado. Es muy importante para el planeta, no solo para los costarricenses, sino para el planeta mismo. 

También creo que una de las cosas que es importante y por las cuales estoy en este puesto es porque siempre he contado con la posibilidad de tener colegas, que trabajamos juntos y salimos adelante juntos. Nadie puede ser líder solo, no existe un líder sin equipo. Creo que la formación de los equipos y el poder contar con gente de alto calibre que esté con uno trabajando y soñando ha sido importante. 

La otra cosa que ha sido muy importante es siempre mantener la esperanza. Porque en el día a día hay tantas cosas que podrían ponernos en una situación en la que parece que ya no se puede hacer nada y uno tiene que mantener la esperanza. La esperanza es lo que nos lleva al cambio, la esperanza es lo que nos hace alcanzar metas. Así que siempre he sido una persona positiva, sigo siendo una persona positiva y siempre creo que el ser humano tiene la capacidad de cambiar el rumbo de las cosas cuando las cosas no están bien. No me doy por vencida de ninguna manera, creo que eso es una gran cosa porque con eso se pueden lograr cosas, se pueden alcanzar metas.

Hablando del estado en el que se encuentra el planeta, estamos en estado crítico. Como optimista que eres, ¿crees que se puede revertir la situación?

La UICN nos muestra que hay miles de especies en peligro de extinción. La biodiversidad está amenazada, pero ¿la población global es realmente consciente del problema al que nos enfrentamos?

Sí, nosotros hicimos un análisis de la Lista Roja de Especies en Peligro de Extinción. Hay 157.000 especies y un cuarto de esas 157.000 están en peligro de extinguirse. Sí, eso es alarmante. Pero la gente a veces piensa, cuando hablamos de especies, que se trata de: “Ah, bueno, no voy a ver más esta especie que a mí me gusta o que me gustaría ver”, pero no se trata solo de eso. Se trata de que las especies son como un barómetro, como un regulador de la biodiversidad. Entonces, cuando se pierden especies, se afectan los ecosistemas y cuando se afectan los ecosistemas, nos afectamos también los seres humanos. Los seres humanos somos una de las especies. Este barómetro del planeta no está bien, no está funcionando bien porque estamos haciendo acciones como el calentamiento global, también en la agricultura no sostenible, medidas que afectan nuestro ambiente y hacen que las especies desaparezcan.

Yo diría que los chicos, la mayoría de ellos, saben del tema de la crisis ambiental en la que nos encontramos. No hay forma de que no lo sepan porque, en muchas zonas del mundo, hay grandes sequías y en otras, grandes inundaciones. Nosotros, la UICN, damos la información actual del estado de las especies y también damos la información del estado del planeta. Somos la voz de la naturaleza y no hay forma de que los políticos de hoy en día no sepan y conozcan del estado de la naturaleza.

La pregunta es si, sabiendo, se toman acciones porque no es suficiente tener leyes, no es suficiente tener discursos, hay que tomar acción y esa es la parte más importante. ¿Cuáles son las acciones que toman los países y gobernantes para poder todos salir adelante con un país próspero que mantenga la vida en el planeta Tierra? Eso solo se logra con voluntad política y con acciones concretas. 

Ahora, cuando decimos gobierno, quiero hacer claro que todos tenemos algo que hacer, no solo los gobernantes. Las personas, todos nosotros, podemos también aportar. La empresa privada debe aportar con acciones positivas a favor de la naturaleza. Cuando hacen sus productos, cuando hacen sus funciones como empresa privada, tienen que tomar en cuenta la variable ambiental y cómo se impacta el planeta o no, y cómo reducen esos impactos. Nosotros, como personas en nuestro día a día, tenemos que tomar las acciones necesarias y los gobiernos, por supuesto, liderar para que todos juntos podamos seguir siendo una sociedad que pueda depender de los recursos naturales.