Costa Rica cuenta con nueve legionarias que actualmente son seleccionadas nacionales, tanto de categoría mayor como de selecciones menores.

Por: Fiorella Montoya

En los últimos años, el deporte femenino ha tenido una serie de transformaciones beneficiosas para las diferentes ramas. Costa Rica no ha estado ajeno al crecimiento de las disciplinas, sobre todo el baloncesto femenino, que ya coloca jugadoras nacionales en el exterior.

Los destinos han sido Estados Unidos y México. “No solamente ha tenido un crecimiento, sino que ha sido la rama que mayores frutos le ha dado al deporte, también las jugadoras que están en el extranjero así lo demuestran y obviamente esto hace rebote en los próximos años en un mejor nivel de nuestras selecciones”, explicó Franklin Martínez, presidente de la Federación Costarricense de Baloncesto (FECOBA).

Cumplir el sueño de ser legionaria y dedicarse al baloncesto mientras sacan una profesión se ha convertido en una realidad para cerca de 12 legionarias de nuestro país según los datos del ente federativo. El proceso llega gracias a intensión propia de los padres de familia o el contacto mediante Fecoba, donde hacen visorias y se envía currículo y videos de la jugadora y con ello las calificaciones de los últimos dos años pues ser buena deportista y estudiante es lo que buscan los colegios y universidades.

Lucía McGuinness, es ejemplo de ello; fue la última legionaria que salió del país el pasado 11 de setiembre y con 15 años ya cumple uno de sus sueños en el estado de Florida, en Estados Unidos: “Desde que yo era pequeña estaba metida en toda la atmósfera del baloncesto, por lo que pude ver cómo crecía. Comparado a hace unos años, hemos avanzado bastante y hemos intentado conectar más con el modo de juego internacional. Los cuerpos técnicos se preparan más para comenzar a dirigir y eso promueve el avance del deporte”, explicó.

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La nacional empezó temporada hace dos semanas y tiene programados 38 juegos desde este momento a mediados de febrero. A pesar de su corta edad, es muy optimista e insta a otras niñas a luchar por hacer realidad su sueño: “No se rindan, entrenen duro para cumplir sus expectativas; sí es posible jugar afuera, si se trabaja, las oportunidades van a llegar”.

Así como Lucía, también se encuentra su compañera Marypaz Martínez, igualmente parte de la selección menor. Con 16 años estudia en el Central Point Christian Academy en Florida, siempre con sus padres apoyándola en el deporte.

Lucía empezó a jugar a los 10 años, con el Comité de Deportes de Alajuela. (Foto: Cortesía).

“Inicié jugando gracias a mis papás, ellos se conocieron jugando baloncesto, entonces una de cariño dice que literalmente nació en una cancha; ellos desde siempre me han inspirado a jugar. Comencé jugando en un club de la escuela, de hecho, mi mamá era la entrenadora y mi papá le ayudaba como asistente”, añadió.

Hace año y medio ella fue parte de una visoria que realizaron Carlos Morales (narrador de ESPN) y su hijo, en un entrenamiento que describe Martínez como muy exigente. Marypaz se negó a darse por vencida y al final de ese día le comentaron que tenía la oportunidad de salir del país.

Las legionarias que forman parte de la selección nacional mayor son María Mora, Daniela Quesada, Montserrat Martínez, Kathy Pinnock, Amanda Fernández, Kayla Hall; y de selección menor: Lucía McGuinness, Marian Arias y Marypaz Martínez.

Pequeños cambios, grandes diferencias

“He visto demasiado crecimiento, ahora transmiten los juegos por televisión, hay niños que quieren jugar, hay academias (…). Las personas empiezan a reconocerlo más allá del fútbol. Nuestro país, a pesar de ser más pequeño y con menos población, igual hay talento y personas que se pueden especializar en estos deportes”, dijo Amanda Fernández, quien pronto cumplirá un año desde que estudia Negocios en el Tecnológico de Monterrey (en México), donde además practica el deporte que ama desde los nueve años.

Las legionarias están de acuerdo en que la intensidad del juego y la velocidad es diferente a jugar en Costa Rica, pero la directora de Selecciones Femeninas, Jessica Palavicini considera una ventaja la disciplina y conocimiento que traen las nacionales, aunque se debe aumentar la exigencia para quienes juegan en el país.

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“Pensar que soy basquetbolista los siete días de la semana, no solo antes del partido. Es lo que hace que las legionarias vengan con ese chip marcado diferente, que son jugadoras que se ven juntas en gimnasio, con pretemporada en sesiones prácticas. Eso necesitamos ver y cambiar sin importar si son legionarias. Si logramos ubicar nuestros jugadores a nivel internacional va a ir creciendo nuestra calidad de juego”, mencionó Palavicini.

El crecimiento competitivo ha sido claro, desde las legionarias. El hecho de que el torneo nacional sea sumamente competitivo (al igual que en los juegos deportivos nacionales) y el apoyo de una afición que cada vez suma más personas, pero esto va más allá cuando se necesita un “empujón” de apoyo.

Redoblar esfuerzos

Cuando hay logros se habla de la frase que dice no se puede hacer menos de lo que ya se hizo. Por eso, en Fecoba apuntan a unos Juegos Olímpicos o un Mundial a futuro; sin embargo, tanto Jessica como Franklin son enfáticos en que se necesita más apoyo tanto gubernamental, como de la empresa privada.

“Nosotros tenemos un presupuesto anual que tiene que servir para todo. Si lo comparamos con países como Panamá, Chile o El Salvador es muy difícil poder decir: “Qué dicha, estás trabajando bien, te vamos a pagar un tiquete para traerte y llevarte”, hoy por hoy es imposible, pero trabajamos para lograrlo. Hablamos de muchachas de 22-26 años que les quedan por lo menos 10 años más de selección, y estamos seguros de que en el futuro próximo vamos a tener una selección muy bien formada”, dijo Franklin Martínez.

Marypaz (16 años) juega como alero/ distribuidora y se encuentra estudiando y compitiendo en el Estado de Florida, en EE UU. (Foto: Cortesía).

Incluso factores sencillos como no tener que costear el uniforme, o tener un gimnasio donde entrenar es parte del llamado de apoyo que realizan para lograr tener fogueos internacionales o campamentos y hacer crecer el deporte.

“El baloncesto puede ser una ventana para llegar más lejos, estudiar en otros lugares, es importante que las personas se den cuenta que no solamente es Costa Rica, es el mundo. Es decir, yo quiero ir a estudiar a “x” lugar y enfocarse en el básquet (…) es cuestión de soñar, querer hacerlo y cumplir los sueños que muchos tenemos”, finalizó Fernández.