Abrimos una ventana a la sostenibilidad en clave femenina, con una nueva columna
por Elena Galante Marcos*
Esta columna es el inicio de un reto.
Soy una apasionada de la responsabilidad social y llevo dedicándome al estudio y el trabajo en el campo de la sostenibilidad por más de 15 años. Soy mujer, madre de un niño y una niña. Española de nacimiento y costarricense por decisión. Orgullosa de los dos países. Agradecida de tener dos patrias.
Me considero una persona muy afortunada y nunca me he sentido discriminada laboralmente por mi género. He desempeñado puestos de responsabilidad y siempre he tejido una red personal y profesional altamente satisfactoria. También es verdad que todavía me queda mucho camino por recorrer, que la maternidad que ejerzo felizmente desde hace casi cuatro años, me recuerda cada día que los temas de género implican, todavía, un esfuerzo infinito por mantener el equilibrio y que en igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres queda muchísimo por hacer.
Por eso, y por mucho más, existe el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5: Igualdad de Género.
Según Naciones Unidas, poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas no es solo un derecho humano básico, sino que además es crucial para el desarrollo sostenible. Se ha demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial.
Sin embargo, todos sabemos que todavía existen pequeñas y grandes desigualdades.
El sueldo de las mujeres de los países de la OCDE es un 14% menos que el de los hombres, y nos sigue costando mucho ocupar cargos directivos (solo el 25% de los altos cargos en el sector privado están ocupados por mujeres). El 58% de las mujeres renuncian a su carrera profesional al ser madres, frente al 6% de hombres, y el 54% se responsabilizan de las tareas domésticas.
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Si profundizamos en esta realidad las cifras son absolutamente extremas:
- Los 10 países con mayor desigualdad de género se concentran en el Oriente Próximo y norte de África; seguido de Asia meridional
- Dos tercios de los países del mundo en desarrollo han alcanzado la paridad de género en la educación primaria.
- Solo el 24% de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres a noviembre de 2018.
- Solamente el 23,7 % de los cargos políticos están ocupados por mujeres
- 1 de cada 3 mujeres han experimentado violencia física y/o sexual.
- Las mujeres representan solo el 13 por ciento de los propietarios de las tierras.
- A nivel mundial, las mujeres ganan solo 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres haciendo el mismo trabajo.
- En todo el mundo, casi 750 millones de mujeres y niñas vivas hoy se casaron antes de cumplir 18 años.
- La brecha salarial se sitúa en el 23 % a nivel mundial.
- Todavía hay 49 países que no contemplan en su legislación la protección de las mujeres frente a la violencia
Siendo conscientes de los retos que nos quedan por superar, no es raro sorprenderse al leer titulares que afirman hechos tales como que ¨el desarrollo sostenible depende de las mujeres¨(Cepal) o que ¨Las mujeres impulsan la agenda de la sostenibilidad¨ (ONU). ¿En qué momento podemos ser nosotras agentes de cambio para el mundo si primero tenemos que cambiar nuestra propia realidad? Además de mantenernos a flote y salvarnos a nosotras mismas ¿también hemos de salvar el mundo?
En esta columna vamos a profundizar en estos retos, y nos vamos a dar cuenta de que es un trabajo en paralelo. Vamos a divertirnos mensualmente analizando cómo liderar los retos y oportunidades derivados del enfoque de género desde el punto de vista de la sostenibilidad; cómo las organizaciones pueden contribuir a la igualdad de oportunidades y cuáles son los diferentes roles de las mujeres en el proceso para la construcción de un mundo más sostenible.
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Nueve son las metas relacionadas con el ODS 5, y abordan temas tales como la eliminación de la violencia y la explotación, la salud reproductiva, el reconocimiento del trabajo no remunerado vinculado al cuidado de terceros, la participación plena y efectiva de las mujeres en procesos decisorios en la vida política, económica y pública, el acceso a recursos económicos o a la tecnología o la promoción de políticas y leyes para promover la igualdad de género. Estas metas van a ser nuestro faro para ir diseccionando temas relacionados con la sostenibilidad, la mujer y el mundo corporativo.
Hablaremos de teletrabajo, la conciliación, la brecha salarial, el diálogo con los grupos de interés con enfoque de género, los ODS, los techos de cristal, el empoderamiento femenino, la promoción del liderazgo, la necesidad de la incidencia política, los procesos de toma de decisiones, las cuotas por discriminación positiva, el acceso a la tecnología, el apoyo entre nosotras…
Además se admiten sugerencias de todos y todas a las que esta columna interese. Mi propuesta es que la construyamos juntos, que dé respuesta a inquietudes corporativas y profesionales, como una contribución para el cambio hacia un mundo más sostenible, más equitativo y más femenino.
*Asesora en Sostenibilidad y gestión de la Responsabilidad Corporativa