Conocí a Arjona a mis 15 años, cuando su famosa canción “Ayúdame Freud” coincidió con mi decisión de estudiar psicología. Arjona me presentó con Freud y, eso, es lo único que tengo por agradecerle.

Por: Renata Infante*

Quienes me conocen saben que adoro la música de cuatro siglos atrás, es decir, las que empezaron a existir conmigo, pero no por ser eso me gusta la canción “Señora de las cuatro décadas”. Pareciera ser que mi psique ha construido algunos arquetipos musicales de los cuales no me he podido desprender. 

Mi amigo Carl Gustav Jung decía que los arquetipos son patrones universales derivados del inconsciente colectivo y, quizá por eso, las letras de algunas canciones se han quedado ancladas en mi psique. 

Conocí a Arjona a mis 15 años, cuando su famosa canción “Ayúdame Freud” coincidió con mi decisión de estudiar psicología. Arjona me presentó con Freud y, eso, es lo único que tengo por agradecerle. En ese tiempo no lo criticaba tanto, quizá su música no era tan detestable como en sus últimos años. Valga aclarar que con esto no quiero ser parte de una comunidad fansy que critica por criticar o que forma parte de un círculo de críticos que desconoce aquello que cuestiona. 

Volviendo a la música, me hace realmente bien escuchar y profundizar en las letras y en la soledad de mi rush hour, sonrío conmigo misma y, a veces, con quienes me observan con curiosidad desde el otro carril. Y es que sonrío desde el disfrute perverso que confiere la crítica al otro. He aquí una muestra: 

Si me dices que sí, piénsalo dos veces 

Puede que te convenga decirme que no. 

Si me dices que no puede que te equivoques 

Yo me daré a la tarea de que me digas que sí. 

Si me dices que no dejaré de soñar y me volveré un idiota 

Mejor dime que no y dame ese sí como un cuentagotas… 

Dime que no, pensando en un sí 

Y déjame lo otro a mí 

Que si se me pone fácil 

El amor se hace frágil y uno para de soñar 

Dime que no 

Y deja la puerta abierta 

Dime que no 

Y me tendrás pensando todo el día en ti 

Planeando una estrategia para un sí 

Dime que no 

Y lánzame un sí camuflajeado 

Clávame una duda 

Y me quedaré a tu lado… 

Vamos a recordar nuestros años de escuela, específicamente la clase de comprensión literaria. En este primer párrafo deducimos lo siguiente: (Respuesta múltiple) 

  1. La mujer no sabe lo que quiere y, por eso, los hombres deben indicarnos que estamos equivocadas. 
  2. Los hombres deben insistir para que las mujeres digamos que sí. 
  3. Si las mujeres decimos que sí, los hombres pierden el interés. 
  4. Las mujeres que decimos que sí, somos “fáciles”.

Vamos a irnos unos 20 años atrás para escuchar una canción que, a primera escucha, pareciera ser muy romántica. 

Yo estoy pensando amigo mío 

que la tienes que cuidar 

porque en el mínimo descuido 

alguien la puede robar. 

Yo te pregunto si la llevas a pasear, 

si aun la besas, como hace un año atrás 

y si ella tiembla en ese beso 

todavía puedes más, intenta todo lo que puedas 

vuélvela a enamorar. 

Yo quiero decirte, 

que vale la pena,

que es joven hermosa, quizás caprichosa 

y hasta un poco nena. 

Yo quiero decirte, 

que si no la quieres 

me ofrezco de amante, y de aquí en adelante 

adiós tu amistad. 

En este último párrafo, el clímax de la canción, la mujer es vista como un objeto intercambiable: “Si no la quieres, me ofrezco de amante y aquí en adelante, adiós tu amistad”. Cada vez que la escucho en la radio, la llamo “La Canción del Perrito” ya que esa es la imagen que me evoca la frase. “Yo estoy pensando amigo mío, que la tienes que cuidar porque en el mínimo descuido alguien la puede robar. Yo te pregunto si la llevas a pasear…”.

Y bueno, además de Paquita la del Barrio, hay canciones más actuales que no solo atentan contra la equidad de género y el buen gusto musical y Ha*Ash es una muestra de ello al tener la osadía de terminar una de sus canciones con la frase: “Y si me preguntan por qué cortamos, les diré que se fijen en la talla de tus zapatos”. 

En otros de mis escritos he invitado a hombres y mujeres a una especie de introspección catártica, la música y la literatura son buenas para ello. Decía Freud en una de sus ‘Nuevas Conferencias de Introducción al Psicoanálisis’ denominada ‘La Feminidad’: “Eso es todo lo que tenía que deciros sobre la feminidad. Es, desde luego, incompleto y fragmentario, y no siempre grato…Si queréis saber más sobre la feminidad, podéis consultar a vuestra propia experiencia de vida, o preguntar a los poetas…”.

Por favor, no interpreten que Arjona es un poeta, pero vale la pena que escuchen nuevamente la canción “Mi primera vez” porque ser mujer, pasa más allá del hombre, y mucho pero mucho más allá del sexo, sobre todo si es la primera vez. 

*Psicóloga especialista en equidad de género y derechos humanos 

renata@renatainfante.com