Un grupo de entusiastas creó en 2015 la red MenTe (Mujeres en Ciencia y Tecnología), que promueve la inclusión de las chicas en este campo.
Por: Ticas Poderosas
En enero de 2015 Melissa Monge y Pablo Jenkins (Ideas en Acción) dieron el paso definitivo de una idea que llevaba tiempo bullendo en sus cabezas. Crear un programa para apoyar la inclusión de chicas jóvenes en el ámbito de la ciencia y la tecnología.
Así, ese mes se conformaba en Casa Presidencial (con el impulso de la entonces vicepresidenta de la República, Ana Helena Chacón, junto con las empresa IBM, Intel, la universidad Cenfotec, y la Fundación CRUSA) la red MenTe (Mujeres en Ciencia y Tecnología).
Pocos meses después, en mayo de ese mismo año, veía la luz el primer programa. Son 12 semanas en las que un grupo de 50 chicas se reúnen los sábados en torno a talleres, sesiones de contenido, de trabajo y en equipo.
Por MenTe han pasado más de 580 chicas. Su perfil es de 15 a 19 años, de contextos socioeconómicos vulnerables. El porcentaje de éxito ronda el 99 %.
Las mentoras (son mujeres, en su mayoría) son voluntarias, universitarias avanzadas en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemática, por sus siglas en inglés), “muchas trabajando, con maestrías, que acompañan a las chicas en desarrollo de prototipos de apps. Son referentes de jóvenes que están por terminar, y no solo se convierten en mentores del app, también vocacionales”, explica Melissa Monge, cofundadora y directora ejecutiva de Ideas en Acción (la matriz de MenTe).
El número de las empresas privadas implicadas ha ido creciendo, siendo estas las que aportan recursos para darle sostenibilidad al programa. Además, ofrecen exposiciones de mentoras tops: ingenieras que hablan a las chicas; así como pasantías que organiza el programa como parte de la premiación final, en tres lugares. La mayoría de premios consiste en experiencias en empresas.
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Todas las ediciones han estado enfocadas en principios de programación, con sesiones de nuevas tecnologías, en las que exponen a las chicas las distintas posibilidades académicas.
Hasta antes de la pandemia, había sido presencial (mayoritariamente en el Parque La Libertad, puesto que nueve programas han sido en la Gran Área Metropolitana, GAM), algo que ha tenido que cambiar obligatoriamente en la última edición. “Físicamente han sido casi todas en la GAM, pero ya dos las hicimos en Limón, y esta última -por primera vez para Guanacaste- está siendo la primera 100 % virtual. La pandemia nos agarró a mitad de la anterior”, cuenta Monge.
En breve arrancará la 13 edición, y quienes así lo deseen pueden postularse para cursarla hasta el 30 de agosto, en este enlace.
Aun siendo mayoritariamente en la GAM, el interés es que el impacto irradie por el país, por lo que en las diversas ediciones han contado con chicas de todas las provincias, que llegan desde San Ramón, Grecia, Pérez Zeledón, e incluso de Guanacaste y Limón.
El poder de la integración
Muchas de las mentoras han pasado antes como estudiantes por el programa, hay al menos un par de ex graduadas por edición. Tras finalizar las sesiones, las chicas pueden seguir involucradas, ya que les ofrece oportunidades de charlas, talleres, o pasantías con patrocinadores de la red.
El costo del mismo por estudiante es de aproximadamente US$500, y es 100 % becado. “De unas ediciones para acá hay contribución voluntaria, simbólica, para las que tienen más posibilidades”, cuenta Monge.
La ideadora del programa incide en que se le dan oportunidades a chicas que no suelen tenerlas, “aparte del cole público. Poco a poco, han ido entrando -minoritariamente- chicas de colegios privados y semi privados, algo valioso y muy rico, porque se genera una diversidad que cada vez es más difícil de encontrar, interactuando con contextos sociales muy diferentes al propio”.
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Con la pandemia, MenTe ha analizado de nuevo las necesidades de las chicas graduadas a través de un sondeo, y observaron que era necesario fortalecer su perfil laboral, por lo que lanzaron ‘programando en el mundo laboral’: con habilidades sociales para la empleabilidad, inglés conversacional, y a nivel técnico de programación, que profundiza un poco más en diversos lenguajes.
Otro ha sido ‘emprendimiento en acción’, con un día de taller, con temario de los conocimientos y habilidades básicas para un nuevo emprendimiento, pensando en temas de innovaciones en delivery, etc… Aparte de las sesiones semanales cuentan con una mentoría con experiencia en emprendimientos.
Además, en el sondeo preguntaron a todas las chicas de la red para saber sus necesidades e ingresos. “26 chicas necesitaban apoyo urgente y enviamos tarjetas recargables de supermercado, para que pudieran canjear el equivalente a canasta básica, recargándolas mes por mes; e hicimos una campaña en redes para celulares, tabletas y computadoras que ya se les han enviado. El primer mes fue un éxito, pero después ha costado más, porque esto va para largo. Estamos ideando nuevas maneras”
Tras cinco años de trabajo, el programa “ha sido como un sueño que supera expectativas, porque un gran porcentaje son muy activas, participan mucho. Las vemos ir creciendo y apoyarse unas a las otras. El sentido de comunidad que les da la red ha sido muy poderoso; mucho empoderamiento tanto con otras chicas, como con figuras que antes veían como aspiracionales; pasantías con diferentes aliados…”. ¿La gran deuda? “Ver cómo podemos apoyarles con el inglés, es una gigantesca limitante. En el cierre de la brecha debemos atender el inglés de forma urgente”.