En Costa Rica, la mujer encargada de romper con estos estigmas y asumir el liderazgo del país por primera vez fue Laura Chinchilla, al ser electa presidenta.
Por: Fiorella Montoya
La política internacional ha estado últimamente en el ojo del huracán tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las cuales marcan un precedente para la historia, no solo por el candidato presidencial electo, sino por quién le acompaña en su fórmula: Kamala Harris.
Ella es la primera mujer que llega a la vicepresidencia del país norteamericano, no solo significa un avance en la política estadounidense, sino que lanza un fuerte y emotivo mensaje a las mujeres del mundo y se une a las que ya han alzado su voz.
“Que se haya escogido a Joe Biden y él se hiciera acompañar en la fórmula presidencial de una mujer que además es negra y de ascendencia asiática ahí se rompen tres techos de cristal. Eso es muy importante, quien ocupa la vicepresidencia de los Estados Unidos debe tener todas las características para estar en capacidad de asumir la presidencia”, mencionó Nuria Marin, analista política.
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Por otra parte, considera esto un movimiento de mujeres donde incluso hace dos años en las elecciones de medio periodo postularon sus nombres rompiendo récord históricos. Además, la Institución Brokkings dice que este 2020 es el año de la mujer votante, comparándolo a 1992 donde hubo un despertar por las aspiraciones de la mujer a puestos de toma de decisión. En este caso, la institución académica indica en que tras la pandemia se habla de la Shecession, la recesión con rostro de mujer.
Para Laura Chinchilla, ex presidenta de Costa Rica, es un avance enorme en medio del desempeño “mediocre” de Estados Unidos en cuanto a participación femenina pues apenas el 25% de representación del Congreso son mujeres. Además, menciona que Harris se suma al empoderamiento actual donde el mensaje se envía dentro y fuera de la política.
Romper el techo de cristal: Un mensaje poderoso
“Cuando una mujer queda electa en un puesto de gran visibilidad es un mensaje que reciben todas las mujeres por igual. La posibilidad de que las mujeres conquisten esas cimas que en el pasado les han sido negadas. Entonces un mensaje poderoso no solamente para las mujeres que están en política sino para todas aquellas mujeres que aspiran a ascender en la pirámide sea dentro del sector corporativo o de otra institución”, explicó Chinchilla.
El término es totalmente fuerte por sí mismo, techo de cristal hace referencia significativa a la primera mujer en llegar a una posición que ninguna otra ha ocupado, en Costa Rica lo hizo Laura Chinchilla, en Estados Unidos lo está haciendo Kamala Harris y alrededor del mundo hay otras mujeres estableciendo precedentes en sus países.
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“El empoderamiento político es una arista muy importante en el ejercicio del poder, el hecho de que mujeres postulen su nombre denota un mayor fortalecimiento de los liderazgos femeninos y que resulten electas todavía reafirma aún más. Y lo más importante es que llegan mujeres que vienen a traer algo diferente a la política porque yo siempre he insistido en que no es que seamos mejores o peores sino que tenemos una perspectiva diferente y prioridades diferentes”, dijo Nuria Marin.
¿Barreras por destrozar en Costa Rica?
La construcción de mejores sociedades siempre son el tema sobre la mesa rumbo a la equidad. Laura Chinchilla identifica tres problemas en nuestro país; el primero, los fuertes ligámenes de la mujer con las tareas domésticas y el cuidado; el segundo es el acceso al financiamiento; y el tercero, los estereotipos forjados por medios de comunicación y redes sociales
El último de ellos es uno que personalmente vivió rumbo a la silla presidencial: “Los estigmas y las normas sociales, los prejuicios, esa es una tarea muy grande (…). Por ejemplo, recuerdo que a pesar de que yo tenía una carrera de prácticamente 15 años de servicio público, de que era la que tenía más experiencia ante los otros candidatos en ese momento a la presidencia de la República, bastó una sola publicidad para que los medios se hicieran eco de la misma, en donde me reducían a una mera marioneta”, indicó Chinchilla, quien también considera que la lucha nunca termina pero que cuando se llega a un cargo de estos es fundamental dejar huella en favor de la agenda de equidad.
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Además, se debe reforzar con un cambio generacional, pues algunos obstáculos son visibles y otros no. Por ejemplo, desde preferir un niño a una niña, escoger juguetes que hacen gala del cuidado que deben ejercer las niñas, o las expectativas al escoger una carrera, como cuando una mujer decide ser ingeniera o matemática.
Marin recuerda una filmina de un curso que llevó en 2015 que decía ‘todas y cada una de las relaciones de la cultura relacional en el trabajo favorecen directa o indirectamente a los hombres’: “Detrás de ese pago no equitativo por igual trabajo, de esa dificultad de las mujeres a ascender al mismo ritmo de los hombres, aunque tuvieran el mismo punto de partida, eso se nota y reúne una multicausalidad de una sociedad patriarcal que discrimina directa o indirectamente a las mujeres. Tenemos que romper con esos estereotipos”, explicó.
La expresidenta, Laura Chinchilla, más allá de luchar contra estos estigmas, lanza un mensaje a las jóvenes que desean continuar alzando la voz desde sus trincheras: “Deben aprender a sacar todo ese potencial, a despojarse de los prejuicios, aprendan a creer en ustedes mismas. Si no creen, será muy difícil que convenzan a otros de seguirlas. Atrévanse a dar esos pasos (…), van a encontrar problemas en el camino, pero no se desgasten tomándolo personal. No está bien que perdamos la concentración de las metas que queremos alcanzar, porque las luchas a favor de las mujeres se hacen precisamente cosechando logros”, finalizó Chinchilla.