Los Juegos Olímpicos de Seúl (1988) siempre serán recordados en Costa Rica por ser los primeros en los que el país conseguía una medalla olímpica, Sylvia Poll subía al Olimpo. También fue la primera medallista de toda Centroamérica. Hoy es una alta ejecutiva internacional de las telecomunicaciones.

Por: Daniel Zueras

La nadadora conseguía una hazaña nunca antes vista, se bañaba de plata en la prueba de los 200 metros libres. También tiene una plata en mundiales de natación: en los 50 metros dorso, en Melbourne 1991. Se retiró en 1994, con más de 600 medallas en competiciones de natación nacionales, regionales y mundiales.

“Lo que llegué a ser como atleta, lo que soy como profesional, es por el apoyo de mi mamá en esa década de los ochentas”. Su papá murió cuando ella apenas tenía 12 años.

Llegar a la élite fueron muchos años de sacrificio. Comenzó en la natación en 1979, recién llegada a Costa Rica con ocho años (es nacida en Nicaragua, de padres alemanes y exiliada en 1979 a nuestro país por la guerra). “Mis papás no tenían planes de irse, iba a ser provisional, pero resultó para el resto de la vida. Fuimos adoptados en Costa Rica y yo no tengo cómo agradecerle al país”.

Pero Sylvia dejó atrás el agua. La gloria olímpica dio paso a una brillante carrera profesional que la ha llevado hasta una jefatura a nivel global en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), con sede en Ginebra (Suiza). Antes, en 2010, iniciaba una intensa carrera diplomática (habla cuatro idiomas), como embajadora alterna de Costa Rica en Suiza, ante Naciones Unidas.

Ilustraciones: Noe Audisio

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Para ello se formó duramente. Tras finalizar la Universidad ha cursado dos maestrías que la han impulsado a lo más alto profesionalmente. Desde enero de 2020, Sylvia Poll es la Gerente a nivel global de la División de Sociedad Digital en la Oficina de Desarrollo de las Telecomunicaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Esta División se centra en la inclusión digital, las aplicaciones TIC y los ecosistemas de innovación digital.

La vida errante le gusta: “Viajar, vivir en otros países, estar expuesta a otras culturas, hablar otros idiomas… Me hizo más tolerante, más comprensiva”.

¿Existe una cierta dificultad de los deportistas de alto rendimiento a integrarse en un entorno profesional laboral post deporte?

Creo que hay ciertos paradigmas que se creen que porque la persona es atleta no puede ser más que atleta. Y yo he sido más bien de la convicción y del pensamiento que precisamente por los valores que tiene un atleta de alto rendimiento son valores de vida, de trabajo, que se pueden aplicar a cualquier actividad.

Va a ser muy raro que haya atletas que se definan 100 % por talento. Quien llega a unos Juegos Olímpicos, lo más seguro es que todos los que estamos ahí tenemos algún grado de talento; pero al final de cuentas lo que hace la diferencia es cuánto entrenaron, su fortaleza mental, los valores que tienen… 

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En el caso de la natación se comienza a edad muy temprana. Cuando lo dejé tenía casi 24 años, había practicado la natación casi tres cuartas partes de mi vida, porque yo comencé a los nueve años. La gente me preguntaba que iba a hacer el resto de mi vida, y yo les respondía: «Voy a hacer lo mismo». Me retiré de las competencias y hasta la fecha, hoy en la mañana fui a nadar antes del trabajo y nadé 50 minutos. 

Lo que voy a hacer es aplicar los mismos principios y valores que he aplicado en el deporte a otras actividades. Lo que va a cambiar es la actividad.

Es importante planificar un retiro. Yo lo hice con dos años de antelación, no fue una idea impulsiva, después de una mala competencia. Hablé con mi entrenador y decidimos no hacer otro ciclo olímpico. Terminé Barcelona 92, nadé dos años más y empecé a bajar el ritmo y planificamos mi despedida con una bonita competencia en San José. Los atletas deben saber cuándo terminar su carrera deportiva. 

¿Compaginó el alto rendimiento con sus estudios universitarios? ¿Esos dos años de salida ya tenía claro hacia dónde dirigir su carrera profesional? 

Ni tanto. Incluso hice un cambio. Comencé en la UCR con la intención de estudiar Periodismo. Me costaba un poquito el horario de la U, no era muy flexible para mis entrenamientos. 

Estudié ahí dos años, negocié con mi mamá un año dedicado solo a la natación para Barcelona 92 y después me pasé a una U privada a estudiar Administración de Empresas, que me encantó. Es algo que se puede aplicar a muchas profesiones y luego terminé sacando un MBA. 

En Suiza terminé sacando una segunda maestría en Relaciones Internacionales, en Ginebra.

Esos últimos dos años de natación ya sabía qué iba a pasar, que iba a terminar de estudiar. Además, en mi caso, por la época, no había otra opción: nunca hice dinero, ni un salario, ni recibí premios… Me parecía ya, seguir nadando sin un respaldo económico y toda la carga económica para mi mamá, para mi familia… Yo quería ya ser independiente, quería ganar mi propio salario. Esa fue una de las razones por las que quería terminar y terminar bien, ranqueada dentro de las 20 mejores nadadoras del mundo y quería además terminar de estudiar y empezar a vivir otra etapa de mi vida.

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No ha sido una etapa, pero se ha quitado el gusanillo de comentar natación, narrando en los Juegos Olímpicos para Marca Claro

No es la primera vez, ya son mis terceros JJ OO que de alguna forma hago un trabajo periodístico. 

La primera vez fue en 1996, en Atlanta, fui con el grupo de Emisoras Columbia y ahí emitimos las competiciones de natación por radio. Fue cuando mi hermana ganó la medalla de oro, traté de ser lo más objetiva posible pero fue muy difícil en los últimos metros no pegar gritos e incluso hubo personas que lo veían en TV y le bajaron el volumen para oírme a mí narrando, que oían mis gritos y mi emoción…

Y también fui contratada en ese momento para escribir algunas columnas para la agencia de noticias alemana (DPA), para Latinoamérica.

Después, hasta 2016 en Rio, Claro Sports me contrató para ir. Fui físicamente y ahora nuevamente para Tokyo, pero esta vez, por las circunstancias de Covid, lo hice desde mi casa en Ginebra; no la narración, sino el análisis de las competencias.

¿Qué enseña su carrera a las niñas y a las mujeres costarricenses?

Creo que las cosas que yo he aprendido como mujer es que el deporte me formó, más los valores de mi familia, de mi mamá. Pero el deporte me formó en muchísimas cosas, me enseñó a que yo como mujer podía si hacía un esfuerzo, si trabajaba muy fuerte, si entrenaba muy duro podía alcanzar metas y resultados.

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Y que al cronómetro no le importa si es un hombre o una mujer, el que llega de primero es el que nada más rápido. Cuando entrenaba con mis compañeros varones se enojaban a veces de que yo nadaba más rápida. Y yo: ‘Diay, entrene más fuerte’. 

Hablando de esa motivación. ¿Qué tan importante es recortar la brecha de género en la educación en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas)? ¿Y cómo debe potenciarlo Costa Rica?

Creo que la brecha en todas las actividades del ser humano hay brechas entre los hombres y las mujeres. En el área que yo estoy estamos trabajando mucho cómo cerrar la brecha digital entre los hombres y las mujeres, cómo las mujeres tengan más oportunidades en puestos de tecnología y sí hemos, con muhcas campañas de comunicación, con campañas, con proyectos en donde se les invita a las niñas, hay que hacerlo muy jóvenes, a considerar estudiar las carreras que tienen que ver con el STEM y sobre todo también quitar prejuicios porque hay que tener una buena comunicación y esto debe ser un tema de política pública, no solo es un asunto de una empresa o de una organización, debería ser un asunto de política nacional, de que las mujeres hay a veces prejuicios con respecto a ciertas carreras, a ciertas profesiones, a veces se cree que el tema de la tecnología son solo las personas que les gusta programar o que están detrás de una computadora día y noche… Y hay muchas carreras de educación, de salud, con el covid hemos visto cada vez más la necesidad de aplicaciones digitales, hay muchas oportunidades y hay muchas fuentes de trabajo alrededor de eso.

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Si la gente no las conoce, si no entiende que existen esas oportunidades, es muy difícil. Son importantes las campañas de comunicación, crear esa conciencia y después en las niñas también es a aveces las mujeres, desde muy niñas, que los hombres deberían de estar en estas profesiones y las mujeres en otras. Y esto tiene que ver mucho con los padres de familia, en las escuelas, en educar a que las niñas son tan buenas en matemáticas como los hombres, y en las ingenierías, en las ciencias… Incluso ha pasado, las estadísticas dicen que cuando las mujeres van a la universidad se sacan mejores notas que los hombres.

Es romper muchos prejuicios y paradigmas que hay que cambiar, pero debe de ser al nivel de política pública y también de convenios públicos y privados.

Que la empresa privada también se implique. Por ejemplo de tecnología, sé que en Costa Rica ha habido empresas que han hecho esfuerzos en motivar a que las niñas se dediquen a las carreras dedicadas con la tecnología… 

Debe ser un esfuerzo no solo de política pública, sino también de otro tipo de organizaciones. Y eso creo que aplica cada vez más creo que las mujeres hemos ido rompiendo las barreras y hemos ido diciendo que bueno, podemos estar en muchas actividades económicas y en muchos trabajos y pueden alcanzar muchos puestos. Para ello se deben de dar también esas oportunidades.

¿Cuáles son los principales obstáculos que encuentran las mujeres en el mundo de la tecnología? ¿Qué tan incluyente es el sector? ¿Se ha encontrado con dinámicas en ese sentido?

Sí. Yo creo que a veces, a nivel cuando yo trabaja en Incae se hicieron algunos estudios sobre el impacto de las mujeres, de la diversidad en general, en puestos gerenciales. Porque cada vez más las organizaciones están entendiendo que si quieren ser más productivas tienen que tener más diversidad de género, nacionalidades, personas… Eso hace que la riqueza que hay en las empresas sean mejores.

A veces se quiere aplicar la misma receta para un hombre y una mujer a la hora de ir escalando esos puestos gerenciales. A una mujer, porque tiene tal vez la carga de hijos, de la familia, de la responsabilidad, viajar no es algo que se le facilita mucho y  en ocasiones un ascenso significa viajar. 

A veces se usa la misma receta en cuanto a las oportunidades para poder escalar en puestos gerenciales y creo que es importante ajustar también de acuerdo a las capacidades y las oportunidades que tienen tanto las mujeres como los hombres.

Sé que muchas organizaciones están entendiendo que la diversidad es crucial, entonces están haciendo los esfuerzos de tratar de contratar más mujeres o personas con ciertas carcaterísticas. Hacia eso creo que vamos muchos.

Y también las mujeres que se animen. A veces pasa que somos nosotras mismas, los hombres en eso son más agresivos a la hora de pedir un aumento, etc. Son estilos de gerenciar y de liderazgo diferentes que tenemos con los hombres.

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Y entonces para las mujeres también es importante que se animen y que busquen esos puestos y apliquen a ellos. 

Otro aspecto fundamental son las mentorías. Las mujeres debemos de ser mentoras para otras mujeres, para darles también esas oportunidades de poder seguir creciendo.

Pero esas oportunidades no solo deben ser brindadas por mujeres, porque si los hombres no están convencidos en una organización de que las mujeres también deben de tener oportunidades, se hace difícil.

Es nuevamente un tema de educación, también de demostrar las mejoras en productividad, de retorno a la inversión que puede haber a la hora de tener una mayor diversidad en las personas que trabajan y eso incluye a las mujeres

¿Cómo se compromete desde un puesto de liderazgo en el desarrollo de otras mujeres?

En mi caso, todas las mujeres que tengo bajo mi supervisión siempre hay un esfuerzo de pensar en decir: usted puede llegar a ser gerente, directora, de aconsejar, de ser mentora, por supuesto en las personas que me lo permiten.

Yo siempre soy de pensar mucho en el mediano y largo plazo. Hacemos una revisión del trabajo de acuerdo al planeamiento anual, pasamos por mediciones y tengo que tener una conversación con cada persona a la que superviso y yo trato de dar mucha retroalimentanción pensando sobre todo en las mujeres que veo que tienen potencial de crecimiento.

Creo que es una responsabilidad que cada una de nosotras debemos de tomar cuando estamos en un puesto gerencial.

¿Por qué decidió involucrarse en el campo de la tecnología?

Vive en el centro del mundo digital. ¿Cómo puede avanzar Centroamérica hacia una sociedad más digital?

No es una receta sencilla. Pero primero debe haber una voluntad política, a nivel de estrategia nacional una importancia de que las telecom, el aceso a las tecgias, al internet, es una prioridad. Y los beneficios que eso trae para los serees humanos. Ese debe de ser el primer paso.

También tiene que haber los marcos regulatorios que deben de tener y todos los países tienen diferentes niveles de apertura y de competitividad dentro de sus mercados. Pero deben de haber los marcos necesarios para incentivar que hayan más y mejores servicios, que sean accesibles para todo el mundo a nivel de precios. En aquellos mercados donde haya mayor apertura hay más competencia y donde hay más accesibilidad de servicios. 

Y los que toman las decisiones a nivel político tienen que trabajar en tres ejes. El primero es asegurar el acceso a las telecomunicaciones. No es solo acceso al internet, también a los equipos, porque las personas pueden tener una red 3G, 4G o 5G; pero deben tener el equipo: la computadora, el teléfono inteligente para poder beneficiarse de los servicios y de lo que pueden accesar por medio de las telecomunicaciones.

Además trabajamos también el tema de accesibilidad, que se refiere a que también sean accesibles las cosas a personas con discapacidad, que no podemos tratar a todo el mundo por igual.

Y tercero, también el asegurarnos que las personas tengan la educación digital necesaria para poder hacer uso y beneficiarse de los servicios y de la tecnología.

A nivel mundial, las regiones están en diferentes niveles. En el caso de Centroamérica sé que hay diferentes niveles de apertura y de competencia y de oportunidades. Siempre hay áreas para mejorar pero tiene que ser basado en esos tres pilares.

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Y muy importante: no olvidar a poblaciones vulnerables, personas en zonas rurales, en situación de pobreza y lo vimos ahora con el Covid. En Costa miles de niños no pudieron continuar con su educación porque no tenían la conectividad para estudiar desde sus casas. Ante todo debe ser un asunto de política pública que sea prioridad para el país.

¿Cómo ve el papel de la mujer en Centroamérica? ¿Qué roles y espacios han alcanzado?

Sé que en el área de tecnología todavía hay algunas mujeres en puestos de importancia, tanto a nivel público, como privado. En Costa Rica doña Hannia Vega, de la Sutel, fue la primera Viceministra de Telecomunicaciones, pero siguen siendo minoría.

Hay que seguir buscando, ver cómo a las mujeres se les da más oportunidades. 

Para que se pueda dar es más de mediano y largo plazo. Que las mujeres entren en aquellas carreras que les permita estudiar: las carreras que tienen que ver con las profesiones de STEM.

En Centroamérica, en el área de las tecnologías siguen siendo pocas y estamos haciendo esfuerzos. Estamos creando una serie de grupos de mujeres por región para que más mujeres participen en las conferencias de la UIT como delegadas, que se animen más a ser partícipaes y a tomar roles de liderazgo dentro de las conferencias.

Para que a la hora de la toma de decisiones, los representantes de los estados miembros que sean también más mujeres las que participen. Estamos haciendo un esfuerzo para incentivar eso.

Pero no está equiparado con la cantidad de varones que hay en estos puestos. Todavía en mi tiempo de Incae, donde viajé mucho por Centroamérica, tenía mas reuniones con gerentes varones que mujeres, en diferentes industrias.